Segunda victoria consecutiva para la perla de Ferrari, con los dos Mercedes a rebufo. Sainz quedó fuera de carrera por un error garrafal de sus mecánicos.
Charles Leclerc ya está aquí. El piloto de 21 años firmó este domingo si segunda victoria consecutiva en el Mundial de Fórmula Uno. Lo hizo con Ferrari y en el Gran Premio de Italia. Esto es, el paroxismo hecho evento. Colocándose el monegasco en la cima de la ilusión de la afición transalpina, que ha visto cómo esta perla ha desafiado y vencido a Lewis Hamilton y a Valtteri Bottas, al tiempo que Sebastian Vettel cometía un error incomprensible para un múltiple campeón del Mundial. Como tantos otros.
Leclerc, que venía de alzar por brazos en Spa Francorchamps (Bélgica) el pasado domingo, defendió al 'pole' autografiada el sábado y supo gestionar la presión que le imprimieron los Mercedes, rompiendo una sequía de nueve carreras en las que la Scudería no ganaba en territorio familiar -había que remontarse hasta el logró acometido por el español Fernando Alonso, ampliamente ovacionado a su salida del circuito. Todo lo contrario del cuestionado Vettel.
Ya en la salida el monegasco le cerró la puerta a Hamilton, negándole el interior. En el entretanto, el piloto germano de Ferrari era adelantado por su compatriota Niko Hulkenberg (Renault) en la primera vuelta. Su experiencia en esta edición del Gran Premio transalpino no le vería más allá de la sexta vuelta, en la que derrapó en la curva de Ascari y al volver a pista tocó al canadiense Lance Stroll (Racing Point). Su maniobra de regreso a pista, peligrosa, le conllevó la rotura del alerón y la sanción de 'stop and go'.
Lo más de 10 segundos de penalización decretada por los comisarios de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) señalaron la escasa fiabilidad de un Vettel superado por la inercia ganadora de Charles Leclerc. Como en 2018, el alemán falló con Ferrari en Monza. Queda marcado y su futuro en el escuadrón de Maranello es ya cosa de estudio por parte de los analistas y medios de comunicación especializados del Bel Paese.
El brillo corresponde, por ende, a Leclerc. Hubo de competir contra los dos Mercedes, pues la victoria era cosa de este triplete de pilotos. Hamilton padecía impotencia al no poder llegar a distancia de DRS. El británico trató de ganar a través de la estrategia y paró en el giro 20º. Cambió de gomas, pero lo pagaría en el largo plazo. El monegasco, que también paró, apostó por los duros y le salió redonda la jugada. Además, salió victorioso de un brete un tanto polémico.
En la vuelta a pista tras el paso por boxes, Leclerc y Hamilton quedaron pegados. Esa tesitura era la oportunidad del británico para asaltar el liderato, pues el Ferrari se demoró mucho tiempo en adelantar a Hulkemberg. Charles ideó la manera de cerrar a su rival por el triunfo en Italia: le cerró demasiado en la frenada de la segunda chicane, obligándole a pisar la hierba y a irse recto. Los comisarios no entendieron que la acción fuera objeto de sanción y le premiaron, sólo, con una advertencia.
Ganaría sin mayores padecimientos, detonando la locura en la tribuna. Lewis protestaba amargamente por radio al notar que no tenía potencia para adelantar en la recta a Leclerc, pero una pasada de frenada del monegasco en la vuelta 36ª le abrió otra ventana de oportunidad. Ahí aplicó Leclerc lo aprendido del Gran Premio de Austria -donde en su lucha con el neerlandés Max Verstappen pecó de inocente y perdió la victoria- y cambió de dirección en la frenada, ajustándose al límite de los que marca el reglamento.
Las gomas del británico dijeron basta y, entonces, se despidió del primer puesto del podio para pelear por el segundo. A nueve giros para el desenlace frenó muy tarde en la primera chicane y se fue largo, tras haber fallado en el cálculo. Bottas amortizó la situación para pasarle y bregar por el segundo peldaño. El finés, en cambio, también seguiría la senda de su compañero cuando quedaban dos vueltas. Al final, Hamilton paró a poner neumáticos y firmaría la vuelta rápida del día -punto incluido-.
La cara negativa del domingo tuvo a un protagonista español. Carlos Sainz competía por la sexta plaza, con solvencia, refrendando las buenas sensaciones de la jornada clasificatoria del sábado. Pero los mecánicos de McLaren cometieron un error grosero y sacaron de carrera al madrileño. Así de claro. Tuvo que abandonar como consecuencia de que en su parada en boxes, en la vuelta 28, la rueda delantera derecha no quedaba apretada. Una barbaridad que le llevó a sufrir el segundo abandono concatenado, ahora que tiene la herramienta para subir posiciones.
Esa circunstancia fue aprovechada por Renault. La escudería francesa se hizo con la cuarta y quinta posición, un resultado remarcable de verdad. Por otro lado, la remontada de la jornada corrió a cargo del mexicano Sergio Pérez, que partía 17º en la parrilla de salida y concluyó séptimo. Todo lo contrario que Max Verstappen, quien se empeñó el replicar el rendimiento del azteca -salió último- pero cometió un fallo y tuvo que cambiar el alerón. En el día en el que Leclerc ya asumió más galones y estatus de Vettel en Ferrari.