Aunque sabe que Pablo Iglesias le disputará el liderazgo de la izquierda, lo que le pide el cuerpo a Pedro Sánchez es...
Aunque sabe que Pablo Iglesias le disputará el liderazgo de la izquierda, lo que le pide el cuerpo a Pedro Sánchez es el Frente Popular. La socialdemocracia de Felipe González la tiene varada en la prehistoria del partido. Si le conviene, claro que Sánchez se hará socialdemócrata, pero su propósito es que ERC le permita encabezar un Gobierno “progresista” que significa, eufemismos aparte, un Gobierno de Frente Popular. No hay que rasgarse las vestiduras. No estamos en 1936. No existe la Unión Soviética. El comunismo ha dejado de ser la fascinación del mundo intelectual y España se encuentra sólidamente en Europa con moneda y fronteras comunes. Pero, aunque el Frente Popular no tenga las connotaciones de hace 90 años, fragilizará la economía española, la propiedad privada y la sociedad de libre mercado tal y como la hemos entendido en los últimos cuarenta años.
Si por razones internas ERC, que quiere ganar las elecciones autonómicas, exigiera a Sánchez concesiones violadoras de la Constitución, el líder socialista se refugiaría en el acuerdo que ha propuesto Inés Arrimadas, a expensas de los condicionamientos que Pablo Casado estableciera.
Pedro Sánchez no lo tiene nada fácil. Ahora juega a placer porque bien por la extrema izquierda, bien por el centro derecha cree que conseguirá la investidura. Luego habrá que gobernar y eso es otro cantar; otro cantar que Sánchez entonará como pueda, con tal de seguir ocupando la silla curul del palacio de la Moncloa.