El nuevo Gobierno nos va a costar a los españoles 5 millones de euros más que el último de Rajoy, que contaba con...
El nuevo Gobierno nos va a costar a los españoles 5 millones de euros más que el último de Rajoy, que contaba con 13 ministros y una vicepresidenta. Las cifras resultan abrumadoras porque habrá que sumar al despilfarro de la crecida de ministerios, las secretarías de Estado y otros cargos copiosamente pagados.
Pero lo más hiriente es el número de asesores: 126 para vicepresidentes y ministros y 56 para secretarios de Estado. Es decir, 189 asesores que, haciendo fintas a la legislación vigente, se incrementarán con colaboradores especiales.
¿Y en que consisten los asesores? Salvo excepciones, un asesor es el amiguete, el paniaguado o el pariente de un ministro o de una ministra, de un secretario o de una secretaria de Estado. Su papel se reduce sencillamente a no hacer nada. El máximo esfuerzo que se le exige es cobrar a fin de mes una sólida cantidad pagada por todos los españoles. Con asesorías se premia a los que han ayudado en las elecciones, a los enchufados que necesitan ganar más, a los parientes desamparados. Los asesores, no todos, claro, constituyen uno de los más graves ejercicios de corrupción de las Administraciones españolas, no solo de la Central, una manera de dispensar prebendas entre los paniaguados, un escándalo, en fin, que todos conocen y casi nadie denuncia.
La austeridad que preconizó en su día desde la oposición Pedro Sánchez se ha convertido en el despilfarro ahora del dinero público en ministerios innecesarios, secretarías de Estado sin sentido y asesores incontables. Ah, y no olvidemos la fórmula de Pedro Sánchez para combatir el paro que se nos viene encima: crear cientos de miles de empleos públicos que sostengan la imagen hoy del Gobierno sanchista y se conviertan mañana en una carga insostenible para los que sustituyan al nuevo César que se pavonea en la Moncloa.