El Mundo destaca las palabras de Pedro Sánchez que aceptó la reunión con Quim Torra “con respeto y emoción”. Titula el rotativo que “Sánchez rehabilita a Torra y abordará la autodeterminación” y afirma que “cede a todas las exigencias de los separatistas para lograr su apoyo a los Presupuestos”
La Razón, en su editorial, considera que se trata de un “paripé que degrada al Gobierno”. Asegura que “nadie puede considerar en serio una mesa de diálogo en la que se proponga y se llegue a negociar la simple y llana desaparición de una de las naciones más antiguas de Europa”.
Antonio Martín Beaumont escribe sobre ello: “Nada más cruzar el umbral del Palau de la Generalitat, Pedro Sánchez buscó dar al encuentro con Quim Torra un barniz de normalidad, pero ninguna imagen resume mejor lo ocurrido este jueves en la sede del gobierno autonómico que esa desproporcionada inclinación de cabeza –toda una ‘genuflexión intelectual’- de su jefe de gabinete, Iván Redondo, ante el inhabilitado mandatario catalán”.
El País es el más optimista con respecto a la reunión: “Sánchez y Torra desbloquean el diálogo y encabezarán la mesa”, titula. En el editorial, se habla de “calma catalana” ya que “la visita de Sánchez a Torra introduce un elemento de serenidad”.
Xavier Vidal-Folch, en estas páginas, se muestra encantado: “Por fin España propone. Y desborda a propuestas. Con extraordinaria y detallada concreción”.
ABC titula que “el presidente vuelve a blanquear al inhabilitado Torra”, ya que “acepta el teatro de cumbre entre estados organizado por la Generalitat”, promete más presupuesto para Cataluña y reitera a la Justicia que ante el secesionismo “la ley no basta”.
Dos frases del editorial: “Sánchez permitió ayer que Torra le dispensara honores de jefe de Estado, cosa que no es y que suponen un meditado desprecio a la Corona, y le correspondió como si el Palau de la Generalitat fuese la sede de un Gobierno de otro país. Y aunque solo fuera con gestos, legitimó la consideración de Cataluña como una ‘nación’ y desautorizó a nuestros Tribunales tras haber inhabilitado a Torra”
Hugues escribe sobre la genuflexión de Iván Redondo, que “inclina la cerviz”. Dice que “Redondo es un ministrillo no electo y penumbroso que huye de la fiscalización parlamentaria en el gabinete del Caligari Sánchez”
Ignacio Camacho: “Sánchez ha humillado al Estado ante un don nadie”.





