EDITORIAL
El Gobierno debe escuchar a los empresarios
EL IMPARCIAL
martes 16 de junio de 2020, 09:51h
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha logrado reunir a los más importantes empresarios del país en todos los sectores económicos estratégicos en una macrocumbre que se prolongará a lo largo de toda la semana. Ha sido un éxito indiscutible, y una puesta en valor del papel que la gran empresa privada juega en la sociedad española. Las empresas son las que crean empleo y prosperidad y las grandes firmas españolas han estado a la altura en cuanto a la movilización de recursos para ayudar a aquellos que lo necesitaban. La solidaridad de la que han hecho gala para mantener en pie los servicios más básicos cuando arreciaba la crisis del coronavirus ha sido encomiable.
Conviene que el Gobierno escuche la voz de los principales empresarios del país. No están echando un pulso a nadie. Sus propuestas moderadas, pragmáticas y realistas son la mejor fórmula para construir el futuro. Frente a las dogmáticas fórmulas de cierto sector del Ejecutivo, los empresarios han puesto sobre la mesa una batería de ideas cuyo último propósito es la creación de empleo y la prosperidad.
Conviene recordar el menosprecio del Gobierno a los empresarios. El Comité de Expertos para la gestión de la pandemia no ha contado con los grandes empresarios, algo que sí ha sucedido en Francia o Italia.
Un instrumento de flexibilidad de la última reforma laboral, los ERTE, ha servido para amortiguar el golpe económico de una sociedad sometida a un duro confinamiento y obligada todavía a un prudente aislamiento social. Los empresarios ha pedido alargar hasta fin de año este instrumento que suaviza la destrucción del empleo y el tejido empresarial, pero el Gobierno tan sólo está dispuesto a mantenerlo hasta septiembre.
Además, pretende derogar la reforma laboral a pesar de que se ha mostrado un instrumento eficaz para crear empleo y mantenerlo. “Conviene no desmontar lo que funciona”, dijo el presidente de Inditex, Pablo Isla.
Los empresarios han pedido un marco regulatorio estable y con seguridad jurídica, algo que no parece tan difícil en las penosas circunstancias en las que se encuentra la economía española. Su alineamiento con la inclusión social, la digitalización y la economía verde está en la senda marcada por Europa para la recuperación y el futuro. España debe tomar ese barco y no quedarse atrás, lastrada por los dogmatismos de un Gobierno social-comunista.