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Ensayo

Étienne Barilier: El vértigo de la fuerza

domingo 21 de junio de 2020, 20:18h
Étienne Barilier: El vértigo de la fuerza

Traducción Manuel Arranz. Acantilado. Barcelona, 2019. 144 páginas. 12 €.

Por Alfredo Crespo

Étienne Barilier, profesor de la Universidad de Lausana, en El vértigo de la fuerza nos ofrece un ensayo en el que disecciona el fenómeno del terrorismo islámico, combinando para ello varias disciplinas del saber (historia, literatura, ciencia política y filosofía). La obra limita cronológicamente el objeto de estudio al periodo comprendido entre enero y noviembre de 2015, si bien los juicios que emite se proyectan más allá en el tiempo y disfrutan de validez actual.

El autor toma como punto de partida los atentados reivindicados por Al Qaeda en la Península Arábiga el 7 de enero de 2015 contra miembros de la revista parisina Charlie Hebdó. Con tal acción, el mencionado grupo terrorista “vengaba” las supuestas ofensas vertidas contra Mahoma por la citada publicación satírica. Barilier a la hora de abordar este hecho, además de la pertinente condena, rechaza un aspecto que de manera recurrente surge cuando se analiza el terrorismo: buscar algún tipo de explicación que, en última instancia, traslada a un lugar marginal la acción homicida y exime de culpabilidad a quien la llevó a cabo.

Se trata de una argumentación peligrosa puesto que delimita un camino cuyo final provoca la transformación de los victimarios en víctimas. En palabras Ètienne Barilier: Si algo me escandalizó después de los atentados de enero de 2015 fue el comentario de determinados “expertos”, sociólogos, islamólogos y demás politólogos. Hay que comprender, explicaban, por qué tantos jóvenes se dejan arrastrar por el terrorismo y encuentran su ideal en la violencia: la razón es que no tenemos nada que ofrecerles” (p. 12). Asimismo, como denuncia el autor, si se justifican este tipo de crímenes, en los cuales se observa la absoluta deshumanización de la víctima, se aprobará cualquier otro que se cometa.

A partir de ahí, Barilier lleva a cabo una crítica demoledora del terrorismo yihadista desmarcándose en todo momento de la retórica abstracta y de la corrección política. En este sentido, no duda en atribuir a la religión notables cuotas de responsabilidad en el comportamiento liberticida de grupos terroristas sobradamente conocidos por la opinión pública como Al Qaeda o Daesh (Estado islámico), puesto que aquélla legitima aspectos como la superioridad del hombre sobre la mujer. Esta última situación ya la criticó Mansour Fahmy en 1913; sin embargo, en la actualidad está lejos de ser denunciada con la vehemencia que merece, lamenta el autor.

Barilier es un excelso conocedor del Islam y no admite que los crímenes cometidos por terrorismo yihadista tengan como coartada compartimientos realizados tiempo atrás por defensores radicales del cristianismo. Como argumento de autoridad para ilustrar esta posición reproduce el punto de vista manifestado por John Stuart Mill: “En todas las épocas del cristianismo existieron gentes empeñadas en hacer de él algo que se parezca a esas religiones inmóviles, y de los cristianos algo así como los musulmanes con Biblia; esas gentes han tenido un gran poder, y muchos hombres se han visto precisados a sacrificar su vida para resistirles; pero se les ha resistido” (p. 46). En consecuencia, mientras el cristianismo ha mostrado capacidad para evolucionar, este último rasgo no se ha advertido en el Islam.

Con todo ello, ¿podemos catalogar a Barilier como un islamófobo? Todo lo contrario. De hecho, nos acerca el punto de vista de representantes acreditados de la comunidad musulmana que disienten del punto de vista sectario enarbolado por quienes cometieron y apoyaron las barbaries de Charlie Hebdó o de la Sala Bataclán. Uno de estos disidentes es Abdennour Bidar quien, a través de una carta, pidió a los musulmanes que estimularan en cuantos escenarios resultara posible una serie de principios universales (libertad de conciencia, derecho, fomento de la cultura crítica de la religión…) que se hallan indisolublemente unidos a la modernidad y al progreso.

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