Diego Sánchez de la Cruz, en una admirable información, ha explicado a Pedro Sánchez...
Diego Sánchez de la Cruz, en una admirable información, ha explicado a Pedro Sánchez, el abecé de la sana economía: menos gasto público y reducción de impuestos para potenciar a las empresas que son las que crean puestos de trabajo. Y, además, si están sanas y ganan dinero proporcionan con sus impuestos más ingresos a la Hacienda pública.
El planteamiento de Pedro Sánchez es incompetente y perjudicial. El presidente cree que todo lo arreglará subiendo los impuestos. Se puede encontrar con que esa crecida termine por acarrear menos ingresos. Y, por otro lado, el presidente socialista dispara el gasto público en las cuatro administraciones -la estatal, la autonómica, la provincial y la municipal- además de las múltiples empresas públicas innecesarias que se cuentan por millares. La política económica sanchista está periclitada en la mayor parte del mundo.
Las empresas privadas, arruinadas o con pérdidas, apenas pueden pagar impuestos. Hay que robustecerlas conteniendo la carga fiscal. Y la recta economía exige frenar el despilfarro en el gasto público, desde las prebendas de políticos y gobernantes hasta el número de funcionarios, en incesante crecida.
“La austeridad basada en recortar gasto es mucho más efectiva que la consistente en subir impuestos, puesto que los cimientos de la presión fiscal deprimen el crecimiento y complican el proceso de recuperación”, afirma Diego Sánchez de la Cruz citando a Alberto Alesina. ¿Alguna probabilidad de que Pedro Sánchez se adapte a tan sencilla norma de salud económica? Me temo que no. El Gobierno sanchista aspira a tener una España mayoritariamente subsidiada que garantice un voto favorable en las próximas elecciones.