Por Federico Aguilar
Acaban de cumplirse los cien años del nacimiento de Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 1920- Los Ángeles, 2012). Sin duda, el escritor norteamericano es una referencia indiscutible de la ciencia-ficción. Cultivó otras fórmulas dentro de la narrativa, por ejemplo la novela policiaca y realista, así como transitó por el teatro y la poesía y el guion cinematográfico -colaboró con John Houston en Moby Dick, en el filme basado en la célebre novela de Melville-, pero es en la ciencia-ficción, o quizá mejor en el género fantástico, como él prefería, donde ha quedado como un clásico. Aunque, como sucede con otros autores, Bradbury va más allá del género al que se le adscriba para ofrecernos excelente literatura, sin etiquetas.
Escritor prolífico, quizá sus dos títulos más conocidos son la colección de cuentos Crónicas marcianas, prologada en su edición española por Jorge Luis Borges, y la novela Fahrenheit 45, una distopía que entraña un profundo amor a la cultura y a los libros, algo de lo que cada vez estamos más necesitados. Recordemos que Fahrenheit 45 -llevada al cine por François Truffaut-, nos traslada a una sociedad en la que están prohibidos los libros y hay un cuerpo de “bomberos”, que paradójicamente se dedican a lo contrario de su misión: no apagan fuegos, sino que queman todo libro que se encuentren. Entre los bomberos, está Guy Montag, quien un día decide cambiar el rumbo de su vida y entrar a formar parte de un grupo que vela por el conocimiento, memorizando los libros antes de que sean pasto de las llamas.
Pero no solo esas dos obras merecen una lectura, o relectura, detenida. Como homenaje a Bradbury, Nórdica publica uno de sus relatos más logrados y significativos y que ha gozado de un general reconocimiento: Un sonido atronador, aparecido por vez primera en 1952 en la revista Collier’s, y que ahora la editorial madrileña recupera en una exquisita edición, como es habitual en Nórdica, bellamente ilustrada por Elena Ferrándiz.
El relato nos traslada al año 2055, y lo protagoniza por Eckels, un consumado cazador al que las batidas habituales ya no le resultan emocionantes. Por eso contrata los servicios de una singular agencia de viajes, Sarafi en el tiempo S.L, que promete “sarafis a cualquier año del pasado. Usted elige el animal. Nosotros le llevamos. Usted dispara”. En esa aventura, a través de una máquina del tiempo, es de vital importancia, como les advierten los guías a los clientes, que no modifiquen nada de lo que se encuentren, y no se salgan del camino marcado, pues cualquier cambio podría alterar y repercutir en el futuro. Eckels elige dar caza a un Tyrannosaurus rex y correr el riesgo: “No queremos que nadie entre en pánico al primer disparo. El año pasado murieron seis guías y una docena de cazadores. Estamos aquí para ofrecerle la emoción más intensa que un verdadero cazador podría desear. Lo llevamos sesenta millones de años atrás para cazar la presa más impresionante de todos los tiempos”. ¿Pero se desarrollará todo según lo previsto?
Este relato de Bradbury influyó en la teoría del efecto mariposa, a la que se adelantó, y nos plantea cuestiones muy vigentes y de calado moral. Para profundizar en el autor, muy recomendable el ensayo Ray Bradbury. Humanista del futuro, de José Luis Garci, recientemente recuperado por Hatari Books.