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POR LIBRE

El fanatismo populista pone en riesgo la vida

Joaquín Vila
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directorelimparciales/8/8/20
domingo 20 de diciembre de 2020, 19:42h

Desde que los populistas aparecieron, el fanatismo se ha incrustado en la vida política de medio mundo, agita los Gobiernos y desquicia a la ciudadanía. Fascistas y comunistas han resurgido de sus cenizas con un nuevo camuflaje. A través de las redes sociales y de incontables medios de comunicación vociferan falsos mensajes que alimentan el odio, que atrapan en su sectarismo a los más vulnerables; ahora, a millones de víctimas de la crisis sanitaria y económica que sufre el planeta.

Trump representa el populismo de la extrema derecha, que ha encontrado el campo abonado en la tragedia del coronavirus. Primero, negó su existencia; luego, convenció a sus seguidores de que se trataba de la bomba más letal creada por los comunistas chinos para acabar con el mundo y, ahora, sus pupilos más extremistas se han inventado una teoría conspiratoria sobre las vacunas. Aunque, de momento, el todavía presidente de Estados Unidos se mantiene al margen, arrumbado por la derrota electoral. Pero Bolsonaro, su alumno más aplicado, acaba de afirmar que las vacunas convierten al ser humano en “caimán”. Tal cual.

Según los nuevos fascistas, en cada dosis que se inyecta un individuo, el mismísimo Bill Gates ha introducido un microchip rastreador para controlar a la entera Humanidad y dominar la voluntad de los ciudadanos. Algunos van más allá: sostienen que la vacuna modifica el ADN para crear una nueva especie humana. Que un monstruo robótico sustituirá al homo sapiens.

No importa que los mejores investigadores científicos del mundo hayan creado un medicamento eficaz para erradicar la pandemia. Tampoco que la inmensa mayoría de los expertos sanitarios defiendan el nuevo fármaco como la única solución para exterminar la plaga. Y desconocen que el proceso de creación de una vacuna se controla y valida por laboratorios independientes y solventes. Para estos paranoicos, los virólogos más inteligentes se han aliado con los gobernantes para acabar con la especie humana. Porque, según estos chiflados, la vacuna es más un veneno que una cura. En España, incontables mensajes saturan las malditas redes sociales con la paranoica teoría.

En realidad, los partidos populistas se han convertido en sectas. Captan a los psicológicamente más vulnerables y les atrapan con mensajes delirantes. Los de extrema derecha, niegan el cambio climático, demonizan a los inmigrantes, promueven la violencia y, ahora, encabezan los movimientos antivacuna. Juegan con la vida de millones de personas desinformadas por el bombardeo de mentiras; alienadas por un certero lavado de cerebro.

Gritan, como gritó Millán Astray a Unamuno, “muera la inteligencia, viva la muerte”.

Joaquín Vila

Director de EL IMPARCIAL

JOAQUÍN VILA es director de EL IMPARCIAL

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