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POR LIBRE

La misteriosa relación entre Pedro Sánchez e Iván Redondo

Joaquín Vila
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directorelimparciales/8/8/20
domingo 30 de mayo de 2021, 19:40h

Ni los socialistas mejor informados son capaces de desvelar uno de los misterios más intrigantes de La Moncloa. Tras las paredes de palacio, Pedro Sánchez e Iván Redondo despachan cada mañana para urdir las estrategias políticas del Gobierno. Diseñan la agenda de la jornada, comunican a los ministros los eslóganes del día y deciden las triquiñuelas legales o ilegales para permanecer hasta 2050, como poco, en el paraíso del poder.

En esos despachos matutinos, la misteriosa pareja decidió superar el insomnio de gobernar con Pablo Iglesias para, luego, pactar con Otegui y con Rufián, engañar a Inés Arrimadas para negociar los presupuestos y presentar la moción de censura en Murcia, enviar a Gabilondo al matadero el 4-M, acoger al líder del Frente Polisario a escondidas y provocar la avalancha de inmigrantes en Ceuta y, ahora, están decididos a indultar a los que intentaron dar un golpe de Estado con el mantra de que es el único camino para lograr la estabilidad en Cataluña.

Pero el verdadero misterio radica en descubrir al autor de tamañas majaderías. Muchos creen que Iván Redondo es el que lleva la batuta, pues tiene fama de trabajador e inteligente. No como Pedro Sánchez. Pero si así fuera, hay que convenir que el cerebro gris del jefe del Gabinete ha debido chamuscarse. Porque de un tiempo a esta parte, no ha acertado ni una. Todo le ha salido mal.

Los socialistas mejor informados se inclinan por una teoría más creíble. Pedro Sánchez solo le ha encargado hacer lo posible y lo imposible para permanecer en el poder. Porque Redondo triunfó con su primera maniobra, la de llegar a La Moncloa, al urdir con Pablo Iglesias la moción de censura. El entonces líder de Podemos también le abriría el camino con Junqueras y Otegui para aprobar los presupuestos y prolongar la legislatura. Pero el 4-M, todo se derrumbó. Ayuso noqueó a Sánchez y el idílico futuro en La Moncloa comenzó a tambalearse. De ahí, la celeridad por aprobar el indulto de los secesionistas. El clavo ardiendo que le queda a la misteriosa pareja para ganar tiempo sin salir de La Moncloa, sin salir a la intemperie.

Solo así se entiende la intrigante frase de Iván Redondo cuando declaró en el Congreso de los Diputados que estaba dispuesto “a tirarse por un barranco por Pedro Sánchez”. Porque el presidente se tirará de cabeza al barranco cuando apruebe, aunque sea en pleno verano, el indulto a los secesionistas. No se lo perdonarán sus votantes, ni sus compañeros socialistas, ni la inmensa mayoría de españoles.

Ese día, Pedro Sánchez habrá vendido la Presidencia del Gobierno de España por un plato de lentejas. Y de nada le servirá. Porque después, a los separatistas el indulto les parecerá poco y exigirán la amnistía y el derecho a la autodeterminación. Y, luego, proclamarán la República independiente de Cataluña en el Parlamento. Entonces, ya no habrá plato ni lentejas. Y si Sánchez vuelve a ceder, terminará en Waterloo en compañía de otro genio de la política como Puigdemont. Que esa sí que sería una buena pareja.

Aunque Iván Redondo se niega a llevarlo a Bruselas en el maletero de su coche. Solo ha prometido tirarse al barranco.

Joaquín Vila

Director de EL IMPARCIAL

JOAQUÍN VILA es director de EL IMPARCIAL

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