Arturo Fernández o cómo enganchar al público
lunes 22 de septiembre de 2008, 22:02h
Por el año 1.960 aparece Arturo Fernández en los escenarios, con papeles más o menos. El éxito le llega con la obra de Tennessee Williams “Dulce Pájaro de Juventud”, en el 1962, junto a la gran actriz Amelia de La Torre y dirigido por Luis Escobar. Hace una creación insuperable del gigoló Chance Wayne, protagonista de la función. A la llegada de Casone a España, Arturo interpreta “La Tercera Palabra”, con un éxito de clamor. En el 65, forma compañía por primera vez, con Conchita Montes y Adolfo Marsillach, para hacer la comedia de un servidor “Marbella Mon Amour”. Apartó el drama de su camino y se volcó en la comedia dotado de una irresistible bis cómica. Las señoras lo descubren y como ocurrió con Closas, se matan por ir a aplaudirle. Era la época del neorrealismo del cine italiano; sus escritores, directores y actores asombran al mundo entero. Arturo estudia la manera de interpretar a los grandes cómicos; Mastroianni, Gasman, Sordi, Manfredi y se pone manos a la obra. Intenta llegar al público riéndose de sí mismo, adelantándose al respetable. Desde esos años, soy amigo de Arturo. Le he escrito una docena de películas, todas con éxito, donde, como las grandes estrellas del cine americano, cuidaban su personaje, sin salirse de él. Estamos ante un trabajador incansable. Está en escena al levantarse el telón y no hace mutis hasta que acaba la función. No defrauda. Es un cómico de una entrega sin igual. Se ha recorrido España de cabo a rabo y ha hecho cerca de cien películas. Un alarde de facultades, en un siempre joven Arturo. Mi amistad se ha cultivado en los camerinos y en comidas de trabajo. Es un profesional riguroso, que ama lo que hace.
¿Quién no recuerda alguno de sus títulos como “Pato a la Naranja”? Con el teatro lleno a rebosar y una Cristina Siurano bellísima como su madre y su hermana, que abandonó la profesión para casarse, seguro que habría sido figura. Arturo siempre le gustó rodearse de mujeres hermosas y buenas actrices; Paula Martel, es sin duda, la que más ha repetido con Arturo. Guapa, encantadora y buena actriz. Estrenó “Ninette y un Señor de Murcia” y se casó con José María Monpín, viejo e inolvidable amigo, de paseos nocturnos por la Gran Vía. Hicieron juntos “Juegos de Sociedad” de mi invención. Volvió con Arturo, hasta la fecha. Es un fetiche para el primer actor. Más de una comedia le he traido de París. Tiene olfato para el éxito y Arturo lo sabe.
Fue Arturo Fernández el primer streaper masculino, en “La Chica del Asiento de Atrás” donde enseñaba el culo, porque lo demandaba el guión, naturalmente. Las señoras corrieron a aplaudirle la escena, por el año 1.983.
Como es inalterable costumbre de la casa, Arturo vuelve a su cita con el público madrileño esta semana. Esta vez en el teatro Marquina, aquel que fabricó Closas y que en la actualidad conduce magistralmente Alejandro Colubo, espero que por muchos años y que no caiga en las garras del Ministerio, Ayuntamiento o Comunidad. Recuerdo, que aún está cerrado el mejor teatro privado de Madrid, el teatro de la Comedia. Una pena. “La Montaña Rusa” se llama la nueva obra y es, como siempre, un enorme éxito que estará toda la temporada en cartel.
Por Arturo no pasan los años. Su mejor receta es dejarse la piel en el escenario. Vive entre Marbella y Madrid, este asturiano que lo dejó todo, que no piensa en jubilarse, por una vocación incontestable que ha hecho que el galán número uno de la escena, lo siga siendo al correr del tiempo. Porque no hay nada que siente tan bien, como dedicarse a lo que uno ama.
Arturo, ahora que estás empezando, te recuerdo que el mundo del teatro te agradece tu esfuerzo y se siento honrado, de que haya gente como tú.
Comediógrafo
JUAN JOSÉ ALONSO MILLÁN es comediógrafo
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