Después de que Feijóo, Garamendi e infinidad de portavoces políticos y empresarios lo propusieran, Pedro Sánchez se ha mostrado dispuesto a rebajar los impuestos de la energía. Haría bien el presidente del Gobierno si cumpliera con su compromiso. Pero es urgente. La factura que pagan los ciudadanos por la gasolina, el gas y la luz se ha multiplicado este año. Supone tal carga este incremento, que muchos hogares no pueden pagarlo, además de que innumerables empresas tienen las cuentas en números rojos y algunas ya están cerrando.
Ese gasto excesivo, además, repercute en la inflación, pues suben sin cesar los precios de todos los productos que necesitan la energía para su fabricación y porque la mayoría hay que transportarlos para que lleguen al consumidor. De ahí, la necesidad de que el Gobierno decida y apruebe cuanto antes esa rebaja fiscal. De momento, solo se conoce la intención de Pedro Sánchez. Pero nadie sabe ni cuándo, ni cuánto se va a reducir la factura energética.
También es un acierto el planteamiento del presidente de negociar la medida con los partidos políticos y los agentes sociales. Pero no puede esperar. Hay que poner en marcha inmediatamente esas negociaciones para reducir considerablemente la factura energética antes de que se arruinen los españoles, se cierren empresas, se descontrole la inflación y se incremente la tasa de desempleo. Si de verdad Pedro Sánchez ha decidido algo tan inaudito en él como bajar impuestos, debe hacerlo ya.