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Y DIGO YO

Las mentiras del Gobierno con el Sahara

Javier Cámara
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javiercamaraelimparciales/12/12/24
martes 22 de marzo de 2022, 20:22h
Yo entiendo, como creo que entiende todo el mundo, que las cosas en política internacional nunca son tan fáciles como parecen y que hay una complejidad por debajo de lo que se ve que no siempre aflora y permanece oculta por, dicen, seguridad nacional. Otra cosa es tratar como imbéciles a los ciudadanos a los que después pides el voto.

El asunto del inesperado y drástico giro en la política de España con los saharauis, con acercamiento a Marruecos y alejamiento de Argelia, no es política internacional ni diplomacia de altos vuelos, es el enésimo caso de tomadura de pelo a la opinión pública y desacuerdo con los propios socios de Gobierno y la oposición. No se pueden hacer peor las cosas: engañas al personal y cuando te pillan no das la cara. Si tan buena es la jugada, ¿por qué no nos la explica el presidente Pedro Sánchez? ¿Por qué huye cuando se le pregunta? ¿Por qué no saca pecho y lo vende a bombo y platillo como nos tiene acostumbrado?

Nos hemos tenido que enterar por Marruecos y no por nuestro propio Ministerio de Exteriores o en una comparecencia especial en prime time del presidente, como suele hacer, con lo relevante que ha sido siempre para España la relación con el país vecino. Pero es que, además, el ministro Albares, pillado, no se lo esperaba e improvisa. Y si ya es cosa mala que no convence a nadie, no dice la verdad cuando intenta salir al paso explicando que Argelia estaba al tanto de todo.

La jugada es curiosa: la embajadora marroquí vuelve a su puesto en Madrid de forma inmediata, lo que demuestra que el acuerdo había sido cerrado con el tiempo suficiente, mientras el embajador argelino es llamado a consultas, lo que significa que desconocían la nueva postura del Gobierno de Sánchez y el anuncio de una crisis diplomática con el segundo país que más gas nos suministra.

Vano intento del portavoz socialista Felipe Sicilia de seguir tratándonos como idiotas cuando dice que no pasa nada, que España defiende hoy lo mismo que hace muchos años, porque las dos preguntas que todo el mundo se hace ipso facto es qué pasará con este abastecimiento gasístico, si nos llegará el suministro o si nos subirán el precio, y, probablemente lo más importante, si este acuerdo con Marruecos lleva implícito alguna cesión con Ceuta y Melilla.

Todo esto pone en evidencia la falta de Política de Estado que demuestra Pedro Sánchez con una actuación oscura, fea, que no consulta con nadie y que no sabemos qué consecuencias tendrá en el futuro y de las que él, probablemente, no tendrá que preocuparse (ya achantará el que venga detrás) porque estará presumiendo de lo guapo que sale en la serie documental que protagonizará sobre el día a día en la Moncloa.

Por cierto, abro paréntesis, tiene bemoles que sea Sánchez el que explique el día a día en la Moncloa cuando es precisamente el presidente que más tiempo ha pasado en el Falcon o de gira por todo el mundo y menos en la vivienda del jefe del Ejecutivo. Gestiones no sabemos si hace, pero países está conociendo más que nadie por la cara. Cierro paréntesis.

Por otra parte, no deja de ser delirante que el Gobierno de España pase de mentir a Marruecos cuando el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, entró en nuestro país sin control de frontera ni de documentación para ser atendido en un hospital de Logroño, a ocultar a Argelia y todos los españoles un cambio de postura que beneficia los intereses de nuestros vecinos marroquíes con la situación del Sahara Occidental.

Y hay que insistir en la carta, la famosa carta que Sánchez envió al rey Mohamed con el apoyo de España a su propuesta de autonomía en el Sahara Occidental, porque no la hemos visto hasta cinco días después. Y no sabíamos nada de su contenido porque el Gobierno no la enseñaba. Cero en transparencia en un asunto de una relevancia trascendental teniendo como tiene nuestro país dos ciudades autónomas muy importantes en el continente africano.

Si Pedro Sánchez considera la propuesta marroquí como la base más seria, realista y creíble para resolver el conflicto, la ciudadanía cada día tiene más claro, y no solo en este asunto, que Pedro Sánchez es la propuesta menos seria, menos realista y menos creíble para gobernar España.

¿Nos podemos fiar de un Gobierno cuando sus propios socios desconfían? ¿Qué hacemos con un presidente del que su vicepresidenta, Yolanda Díaz, dice que “quien está incumpliendo el mandato de país es el presidente del Gobierno”? ¿Qué hacemos con un presidente al que su vicepresidenta le recuerda que son “un gobierno de coalición y los asuntos de fondo se dialogan entre las partes”?

Decía su exvicepresidente también, Pablo Iglesias, que cuando Sánchez diga que “no va a convocar elecciones, quién le va a creer” y, añadía, “convocará elecciones en el momento que más le convenga y no avisará a nadie”.

Decía el desaparecido Alfredo Pérez Rubalcaba aquello de “los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la verdad”. Eran otros tiempos y otros los motivos, pero las palabras del dirigente socialista ahora tienen también una especial relevancia.

Si este Gobierno no sabe solucionar el problema del chantaje al que nos somete Marruecos constantemente con la presión migratoria en nuestras fronteras, en nuestras vallas, pues a lo mejor hay que buscar otro Gobierno que sí sepa.

No se antoja mala idea eso de convocar elecciones porque España necesita ya otro Gobierno, uno que sea competente y, sobre todo, que no mienta a los españoles.

Javier Cámara

Periodista

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