En un estudio de revisión de datos de más de 400.000 adultos del Reino Unido, realizado en la Universidad de Leicester, revela que existe un vínculo entre el ritmo de la marcha al andar y un marcador génico de la edad biológica.
En Communications Biology aparece el estudio coordinado por el profesor Paddy Dempsey, que dicta clases en la Universidad de Leicester. La conclusión más relevante es que apuestan por un claro vínculo entre el ritmo de marcha y un marcador génico de la edad biológica.
Al confirmar un vínculo causal entre el ritmo de la marcha y la longitud de los telómeros de los leucocitos (LTL), un indicador de la edad biológica, estos científicos estiman que, en la mediana edad, si se camina a ritmo fuerte se puede traducir en el equivalente a 16 años menos de edad biológica.
Revisaron los datos génicos de un total de 405.981 personas del Biobanco del Reino Unido, todas de mediana edad, descubriendo que caminar más rápido, independientemente de la cantidad de actividad física, está asociado con telómero más largo.
Telómero: el final del cromosoma
Como explica el National Human Genome Research Institute de Estados Unidos, un telómero es el final de un cromosoma. Los telómeros son secuencias repetitivas de ácido desoxirribonucléico (ADN) no codificante del cromosoma que protegen de cualquier daño.
Cada vez que una célula se divide, los telómeros se acortan. Con el tiempo, los telómeros se vuelven tan cortos que la célula ya no puede dividirse. Ese proceso se conoce en la jerga científica como senescencia replicativa.
Así, estos investigadores británicos consideran que LTL es un marcador fuerte para la edad biológica, independientemente de la fecha de nacimiento. Previamente, demostraron que 10 minutos de andar rápido se asocian con una mayor esperanza de vida y que aquellas personas que caminan de esta forma tienen una esperanza de vida de hasta 20 años mayor, en comparación con las que caminan lentamente.
Aunque la relación entre la longitud de los telómeros y la enfermedad tiene aún muchos interrogantes para la Ciencia, se cree que la acumulación de estas células senescentes contribuye a la aparición de una variedad de síntomas que se asocian con el envejecimiento, como la fragilidad y las enfermedades relacionadas con la edad.
Algunos analistas coinciden en que si los beneficios físicos, mentales, sociales y para la salud de caminar están bien documentados, este estudio es uno de los primeros de su clase en comparar datos génicos con velocidades de caminar autoinformadas, así como mediciones reales de la intensidad del movimiento registrados en ingenios de rastreo que se utilizaron.
En opinión del profesor Dempsey, estudios anteriores sobre los vínculos entre el ritmo al andar, la actividad física y la longitud de los telómeros se ha visto limitada por hallazgos inconsistentes y la falta de datos de alta calidad.
Velocidad al andar y telómeros
“Nuestro trabajo -asegura- utilizó datos genéticos para proporcionar evidencia más sólida de un vínculo causal entre un ritmo de marcha más rápido y una longitud de telómeros más larga. Los datos de los dispositivos portátiles de seguimiento de la actividad que se usan en la muñeca para medir la actividad física también respaldaron el papel más importante de la intensidad de la actividad habitual, en relación con la longitud de los telómeros”.
Para este científico, medidas como una velocidad de marcha habitualmente más lenta son una forma sencilla de identificar a las personas con mayor riesgo de enfermedades crónicas o envejecimiento no saludable, y que la intensidad de la actividad puede desempeñar un papel importante en la optimización de las intervenciones.
“Además de aumentar la caminata en general, aquellos que puedan hacerlo podrían aspirar a incrementar la cantidad de pasos completados en un tiempo determinado (por ejemplo, caminando más rápido hasta la parada del autobús). Sin embargo, esto requiere más investigación”, puntualiza.
Para el profesor Tom Yates, miembro del equipo y experto en educación física de la Universidad de Leicester, “si bien hemos demostrado anteriormente que el ritmo de caminata es un predictor muy fuerte del estado de salud, no hemos podido confirmar que adoptar un ritmo de caminata rápido en realidad provoque una mejor salud. En este estudio, utilizamos la información contenida en el perfil genético de las personas, para demostrar que un ritmo de caminata más rápido probablemente conduzca a una edad biológica más joven, según lo medido por los telómeros».
Este estudio fue financiado por el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, el Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas y la Fundación Británica del Corazón.