El Museo Nacional del Greco, ubicado en Toledo, muetra por primera vez obras de Picasso en diálogo con las pinturas que forman parte de su colección en la exposición Picasso visita al Greco.
Gracias a un intercambio institucional con el Kunstmuseum Basel (Suiza), hasta el 25 de septiembre en el Museo del Greco, se podrán contemplar Mujer con sombrero sentada en un sillón y Venus y el amor, dos obras de Picasso que se presentaron, por última vez, en el Museo del Prado en 2015.
La muestra ofrece la oportunidad de contemplar obra Picasso en diálogo con uno de los pintores a los que más admiró, en la misma ciudad que asistió al momento cumbre de la trayectoria de Doménikos Theotokópoulos, quien no solo fue inspiración para el pintor malagueño, sino también para Manet, Cézanne, Delaunay o Chagall.
En su madurez, Picasso volvió a El Greco constantemente, ya sea imitando sus tipologías (como el retrato de tres cuartos) o reinterpretando su obra. Mujer con sombrero sentada en un sillón (1941-1942) es un óleo sobre lienzo que Picasso realizó siendo un artista consagrado. En él, remite al clásico retrato de tres cuartos del arte español, pero transforma y deforma los elementos formales del cuerpo y del rostro dividido prácticamente en dos partes bien diferenciadas. La musa es la fotógrafa y artista francesa Dora Maar (1907-1997), con quien Picasso mantuvo una historia de amor durante casi 10 años.
El Greco fue uno de los mejores introductores del retrato psicológico en el arte español, y generó un modelo muy reconocible que Picasso imitó en muchas ocasiones. Venus y el amor (1967) es un óleo sobre lienzo que representa un tema mitológico clásico, Venus, la diosa del amor, y Cupido, su compañero infantil. Para esta obra, el autor del Guernica pudo inspirarse en la Venus del espejo, de Tiziano, pero también en el trazo veloz y cada vez más suelto, como inacabado, de las últimas obras de El Greco, de las que el Apostolado o el San Bernardino de Siena de este museo son ejemplos significativos.