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EL PARO ACOSA AL SANCHISMO

jueves 02 de febrero de 2023, 14:07h
Alberto Núñez Feijóo ha denunciado las camelancias económicas de los trabajadores...

Alberto Núñez Feijóo ha denunciado las camelancias económicas de los trabajadores discontinuos, de la multiplicación de empleos públicos, de la presión sobre las empresas. Pero la realidad es tozuda y se impone. El pasado mes de enero el paro superó las 70.000 personas más y se roza la cifra agobiante de los tres millones de desempleados.

El entorno sanchista se está ocupando de enmascarar el problema que más preocupa a los españoles. Superada la pandemia no existen razones objetivas para que el paro no se controle. Parece lógico que, a pesar del sanchismo, se produzca una recuperación, aunque sea parcial, del desempleo, sin necesidad de manipular las cifras con trabajadores discontinuos o con la convocatoria de guardias civiles, policías, militares, educadores, funcionarios, médicos y sanitarios en cifras que algunos consideran descomunales. No se puede resolver el paro a base de nombrar asesores sin número o cargos públicos innecesarios. Una política seria de atención a las empresas, que es donde se genera el empleo, traería como consecuencia poco a poco la recuperación, sobre todo para los jóvenes, preparados para trabajos serios y razonablemente bien pagados.

Comparativamente con las naciones de nuestro entorno, la situación es todavía, si cabe, más alarmante. El paro en España duplica el de la eurozona. Pedro Sánchez se ha lanzado a un gasto público desaforado y ha multiplicado los impuestos conforme a la voracidad gubernamental de reunir más dinero. Pero no es ese el camino. Todo lo más, pan escaso para hoy y hambruna generalizada para el futuro.

Política y económicamente sería coherente, que se apliquen fórmulas de todos bien conocidas, si se quiere quebrar de verdad la curva del desempleo. Lo sabe el Gobierno, los saben los sindicatos, lo sabe la opinión pública. Pero los compromisos ideológicos y partidistas anulan lo que sería difícil, pero no imposible de subsanar. Y claro, las cifras del pasado mes de enero , con la pérdida añadida de 215.000 afiliados en la Seguridad Social, han encendido el pelo de los responsables políticos que contemplan con desasosiego cómo los votos electorales pueden evaporarse en los albañales de la ineficacia.