Trabaja victoria navarra con gol del regateador marroquí (1-0) en un partido muy peleado. Nadie sacó del atasco a los rojiblancos. San Mamés decidirá.
En el fútbol, se puede jugar al ataque -genuinamente para ganar- de muchas formas. Entre ellas destacan las que parten del cerebro, de los pies o del corazón. El duelo que entablaron este miércoles Osasuna y Athletic perteneció a la última variante, la que se concentra más en la energía, en el empuje, que en la calidad técnica o el colorido. No rimó bien con el espectáculo que se le supone a la ida de unas semifinales de la Copa del Rey, pero sí resultó coherente con una rivalidad regional que se ha disparado desde que Lezama se decidió a pescar -casi a esquilmar- en el talento que sale de Tajonar. Y rezumó un aroma clásico que caldeó el estadio de El Sadar -que recibió la mejor entrada desde su reforma- y aplacó con pasión la temperatura gélida de la nocha pamplonesa.
Sobre el césped, Jagoba Arrasate y Ernesto Valverde glosaron la vertiente más vertical de sus libretos. Se compitió a una intensidad y velocidad extraordinarias, en un encuadre que victimizó a los talentos distinguidos. Íker Muniain, Moi Gómez o el prometedor canterano local Aimar Oroz sufrieron de lo lindo, presas de un ritmo y un vigor físico que neutralizaron a sus cualidades creativas. Reinaron en el 'correcalles' las imprecisiones, el sudor y los balones divididos. Compitieron al filo de un mal pase ambos escuadrones, aceptando el riesgo que eso conlleva. Ahí se engrandecieron las figuras correctoras de Dani García y de Lucas Torró, con los zagueros Dani Vivian y David García subrayados. Los metas Sergio Herrera y Julen Agirrezabala sólo recibieron un remate a puerta hasta el descanso -un testarazo lejano de Budimir y un tiro de Munian que, desviado por un rival, sacó el portero navarro exhibiendo reflejos-.
Pero, cuidado, tan escueto bagaje de disparos entre palos no refleja lo visto. El VAR anularía un gol a Iñaki Williams por fuera de juego -minuto 14-, Moncayola -de nuevo lateral diestro improvisado- conectó una volea desviada en un saque de esquina, el propio Munain tradujo una pérdida 'rojilla' en un zurdazo alto por poco -tras sentar a Moncayola, minuto 20- y Ez Abde coronó una galopada con un intento desviado a córner. Se jugó con una exigencia de precisión tan elevada que nadie se atrevió a salir de forma combinativa. Concatenar pases horizontales quedó etiquetado como deporte de riesgo, abocando el devenir a un intercambio de empujes físico-tácticos en el que los detalles decidirían al vencedor en esta guerra de guerrillas.

Los técnicos evidenciaron la preeminencia de sus pizarras con soluciones estudiadas frente al nudo previsto. Y atinaría más en sus decisiones Arrasate. No tiene a los navarros a un punto de los puestos europeos en LaLiga por casualidad. En este curso ha puntuado en el Bernabéu y ha devuelto a Osasuna a las semis coperas tras 18 años de ausencia. Está desarrollando su obra maestra como técnico. Su equipo batalla con orden e intención. Siempre. En esta fecha eligió a Budimir para bajar pelotazos -herramienta para eludir la presión rojiblanca- y el balcánico tendió a cuerpear con Íñigo Martínez, que volvía a jugar después de casi cuatro meses de baja. Por ahí se desatascó el desafío.
El 'Txingurri', acosado por las lesiones, preparó un dispositivo de seguridad que bloqueara a la gran amenaza: Ez Abde. El regateador marroquí de 21 años -cedido por el Barcelona- ha despegado tanto en Pamplona que ya es objetivo de dobles marcajes. Le persiguieron Dani García y Álex Berenguer, además de Óscar de Marcos. La argucia de Valverde pasaba por evitar que el extremo torturara a su lateral. Y lo consiguió en gran parte del minutaje. Su problema fue que con un despiste basta para sangrar. Este desajuste decisivo ocurrió en el minuto 48, con la reanudación recién estrenada. Budimir ganó por arriba una pelota sin dueño que le cayó a Moi Gómez. El ordenador levantino puso en vuelo automáticamente a Ez Abde, que se escapó de Vivian al galope y abrió el marcador con un trueno cruzado de zurda.
A partir de ahí, a los 'leones' -cuarta semifinales copera seguida- se les planteó una incógnita a la que respondieron con más verticalidad. Muniain dejó su lugar a Nico Williams -que fue suplente por salir de lesión- y Raúl García ingresó como delantero centro. La velocidad de los hermanos Williams se pegaron a los costados en una fórmula que priorizó los centros laterales. También aportó a esta faena Yuri Berchiche con su fábrica de envíos parabólicos por izquierda. Se planteó un asedio, en resumen, ya con Guruzeta en cancha. Mas los navarros no se dejan amedrentar fácilmente y adelantaron las líneas, con valentía y personalidad. Para solidificar el atasco. Acudieron a última hora a la cita los musculosos Brasanac y Pablo Ibáñez y no concederían más que un cabezazo demasiado cruzado de Raúl García -minuto 70- y un remate de Guruzeta que sacó Herrera -minuto 94-. Los 'rojillos' cantaron victoria en la primera batalla.
Ficha técnica
1- Osasuna: Sergio Herrera; Juan Cruz, David García, Aridane, Moncayola; Lucas Torró, Moi Gómez (Rober Ibáñez, min. 86); Ez Abde (Kike Barja, min. 77), Aimar Oroz (Brasanac, min. 86), Chimy Ávila (Rubén García, min. 71); Budimir (Kike García, min. 71).
0- Athletic: Agirrezabala; Yuri Berchiche, Íñigo Martínez, Vivian, De Marcos (Lekue, min. 59); Vegsa, Dani García; Muniain (Nico Williams, min. 65), Sancet, Berenguer (Raúl García, min. 59); Iñaki Williams (Guruzeta, min. 82).
Goles: 1-0, min. 48: Ez Abde.
Árbitro: Jesús Gil Manzano. Amonestó a Berenguer, Vesga, Budimir, Moi Gómez, Íñigo Martínez y a Brasanac.
Incidencias: partido correspondiente a la ida de las semifinales de la Copa del Rey, disputado en el estadio de El Sadar (Pamplona).