Este es el lema que la Iglesia ha escogido para celebrar este domingo el Día del Seminario. Una jornada muy importante, que tiene a la festividad de san José como fecha coincidente, y que cada año se presenta como una ocasión para pedir, dar gracias y mostrar nuestra cercanía con los seminaristas, sus formadores y las vocaciones sacerdotales.
Actualmente hay 974 seminaristas en España que quieren, supongo, cumplir su vocación de llegar al sacerdocio. Un camino difícil y complicado y lleno de obstáculos personales y exteriores que hacen que este “Levántate y ponte en camino” sea la definición perfecta para esos jóvenes, esos hombres, que quieren servir a los demás a través del sacerdocio, de la entrega personal, a pesar de las caídas que tienen o tendrán en su vida pastoral.
Así, la expresión “Levántate” refleja que la historia de la salvación es una permanente insistencia por parte de Dios en levantar al hombre que, una y otra vez, cae y se aparta del proyecto de vida que Dios le ofrece. Por eso, la caída no es definitiva. Lo definitivo es la gracia que regenera y salva, es la presencia del Señor que levanta, que pone en pie, que nos anima a reemprender el camino con nuevos bríos, con nuevas fuerzas.
Nuestro apoyo, insistimos, a esos 974 seminaristas, algunos de los cuales, seguro que no llegará a la meta, pero que desean encontrar el camino escogido en un mundo cambiante y en una Iglesia que recoge los frutos del Concilio, con dificultad, pero los recoge.
Ya no estamos en tiempos de “Balarrasa”, aquella maravillosa película de los años cincuenta, protagonizada por Fernando Fernán Gómez, en la que veíamos como las vocaciones llenaban los seminarios, para después comprobar como muchos sacerdotes eran incapaces de levantarse de las caídas y abandonaban el camino. Aquella película fue una adelantada de su tiempo y podría ser hoy ejemplo para muchos, pues en ella se unían la vocación tardía y la entrega a los demás como misión principal. Balarrasa supo levantarse y ponerse en camino. Esto es lo que pide hoy la Iglesia a los futuros sacerdotes.
Me van a permitir, para finalizar, que hoy haga también un homenaje a los Padres en este domingo, festividad, como decíamos de san José, el gran padre. Hoy, muchos, muchas y muches, ponen en cuestión la celebración del Padre. Pobres personas que seguro no tuvieron nunca a una figura paternal que les dijera ante las dificultades y siempre con amor: “Levántate y ponte en camino”.
Gracias, Papá.