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SEMIFINALES

Roland Garros. Alcaraz tutea a Djokovic pero una lesión le saca de París

Roland Garros. Alcaraz tutea a Djokovic pero una lesión le saca de París
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(Foto: EFE)
viernes 09 de junio de 2023, 20:46h
El español, ovacionado, perdió por lesión. Dejó puntos para el recuerdo y susurró una remontada abortada por causa médica en el tercer set (6-3, 5-7, 6-1 y 6-1). El serbio jugará el domingo por el título, el número uno del mundo y la historia del tenis. Fue abucheado por su actitud.

Roland Garros se vistió de etiqueta este viernes. Se engalanó la Philippe Chatrier para degustar el partido anhelado por la organización del torneo, los analistas y los aficionados. Carlos Alcaraz y Novak Djokovic tomaron la pista central para jugarse el primer billete para la final, aunque había mucho más sobre la mesa. En disputa estaba el número uno del mundo, la primacía histórica en títulos de 'Grand Slam' y la hegemonía de este deporte. Por todo eso discutieron el talentoso español y la leyenda serbia, en un enfrentamiento tenso que ofreció lo que prometía: puntos soberbios, intensidad agotadora y un derroche espectacular de ambos, para deleite de los espectadores. Ganó 'Nole' y, para desgracia de todos, por lesión del veinteañero.

Sólo se habían cruzado una vez hasta ahora los ilustres competidores de esta tarde. Fue en el Masters de Madrid, en 2022. Aquella vez el murciano venció al astro de Belgrado -y a Rafa Nadal, de una tacada-. Fue un duelo igualado, con dos 'tie-breaks', y este único precedente pautaría el guión del envite parisino. Porque colisionaron dos inercias triunfales. El juvenil, de 20 años, llegó a esta cita con 35 triunfos -con títulos en Buenos Aires, Indian Wells, Barcelona y Madrid- y tres derrotas en 2023. Era esta su segunda semifinal en un 'Grand Slam', por las 45 que acumula el veterano, de 36 años, que desde 2021 sólo había perdido dos veces en torneos grandes -19 victorias seguidas sumaba, con los trofeos de Wimbledon y Australia en su haber reciente-. En resumen, no hay mejor partido posible en el tenis actual.

Inicio inseguro

"No pienso que no me vaya a aguantar el ritmo, seré más yo el que tenga que resistir el suyo. La exigencia que te impone en cada punto. Intentaré dominar y mostrar mi juego, pero me enfrento a Djokovic", expuso Alcaraz en la previa, augurando lo venidero. Se encontró con la estabilidad erosiva del balcánico desde temprano y le costó entrar en calor y en confianza. No pudo competir como le gusta en todo el set inicial. El astuto serbio le buscó siempre en carrera, negándole el golpeo de derecha con el que atrona a cualquiera. Tuvo que batallar el murciano, con rapidez, frente a su precipitación y a la experiencia y sabiduría táctica de su rival -que le buscó el revés con el saque de forma insistente-. Cedió su servicio en el cuarto juego y se descubrió con 4-1 en contra en un pestañeo. "Más velocidad le tengo que dar a las bolas (...) ¿Voy a ganar a Djokovic a palos en cinco sets? No", se decía, ofuscado, en ese lapso.

Dispuso de cuatro bolas de rotura que no supo amortizar. Entre otras cosas, porque 'Nole' le manejó con su defensa agresiva, transformado en una pared que devolvía todo lo que le llegaba. Para juguetear con la efervescencia juvenil de 'Carlitos' -nunca antes se había visto en París una semifinal con tanta diferencia de edad-. El examen se puso difícil de inmediato y, aún así, el prometedor español neutralizó una bola de set con una volea muy complicada, desde media pista. Una maravilla que se sumó a un globo delicado para recalcar que aunque su clase no lució con consistencia, estaba ahí. Esperando turno. Primero había que recuperar el orden y aclarar las ideas. Y el 6-3 se completó en 58 minutos de sudor y de juego de altos vuelos, si bien tomó la apariencia industrial que posee el mando del balcánico.

Sufría dudas el jugador de El Palmar, también en la reanudación. En cambio, había elementos a los que agarrarse para crecer: Novak había cometido tres dobles faltas y sólo ganaba el 25% de sus segundos servicios. A partir de esa brecha, y de una mejor gestión -más equilibrada- de su saque, el mejor tenista del planeta fue creciendo. Y eso supuso una noticia terrible para la estrella de Belgrado. Había conseguido que el veinteañero no dominase ni encadenara sensaciones positivas, pero es difícil ponerle puertas al campo. Aplacar a tan frondoso fluir de tenis durante mucho tiempo está pareciendo, hasta el momento, imposible. Y Alcaraz terminó por despegar, ya resintonizado con el plan. Pintó uno de los mejores puntos del año -con recuperación apurada hacia la línea de fondo y un 'passing' imposible, en escorzo y a la esquina- y rompió el saque en el octavo juego, para colocarse 5-3.

Mejoría ilusionante y lesión

La seguridad volvió, aunque la ansiedad no terminó de marcharse. Cedió su saque en el juego siguiente y tuvo que volver a remar desde el 5-5. La afamada habilidad de escape de 'Nole' volvió a quedar patente, con cuatro bolas de set levantadas. Con la tribuna en pie de manera asidua, tocó máximos el tenis. No había puntos gratis y, con toda la presión sobre los hombros del español, 'Carlitos' esquivó el break, firmó uno -en blanco- y selló el 7-5 (una hora y 12 minutos). Respiró el español y añadió dos ingredientes fundamentales al espectáculo: igualdad y su madurez. Aclaró términos para representar a su región del mejor modo en el día de Murcia. Sembró la remontada pero no recogió frutos. Y hubo sustos. El primero y definitivo, un calambre que le dio en la pierna derecha y que le obligó a regalar su saque por tener que pedir asistencia médica cuando no estaba permitido (1-2). Sólo ganaría un juego a partir de aquí.

Trató de aferrarse con gallardía, pero compitió tieso y con nítidos síntomas de impotencia. Alcanzó a conectar derechas magníficas andando, con el estadio sumido en el marasmo. Se pagaron las luces a las cinco y media de la tarde en la capital francesa. Los fuegos artificiales con los que se había desarrollado hasta este trance dieron paso a la nostalgia por lo no visto. Quedaba un cierre maravilloso de partido por delante que no pudo suceder. Alcaraz replicó la mala fortuna parisina de Alexander Zverev hace un año -cuando se despidió ante Nadal por una dolencia- y la suya propia en el torneo de Río 2023, cuando cedió en la final frente a Cameron Norrie por lesión. Recibió el desesperado tratamiento del fisio en el tercer set, antes de caer por 6-1 (32 minutos). Había jugado tres horas menos que su oponente en el torneo francés, pero así es la vida -y el estilo exubernate del murciano-.

Coreó su nombre el público cuando le vio volver de vestuarios, dispuesto a seguir en el cuarto set. Muy mermado, exhibió casta y llegó a confundir a Djokovic. El serbio concedió dos bolas de 'break' y festejó sus puntos como si del título se tratase, ganándose la enemistad de los aficionados presentes. "(Alcaraz) Me recuerda a alguien de su país que juega con la mano izquierda", había dicho, entre risas, en la previa. Fue consciente de la que se había librado (6-1, 31 minutos). Este domingo disfrutará de la ocasión de alzar su 23ª 'Grand Slam', lo nunca visto. Si lo consigue, será el campeón más mayor en la historia de Roland Garros y el número uno de la ATP, en su 21ª victoria consecutiva en un grande -lleva 347 en este tipo de campeonatos-. La vieja guardia sigue resistiéndose a ceder el trono. El 'Big Three' (Djokovic, Nadal y Roger Federer) se ha repartido 64 de los últimos 75 grandes.

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