Josef Fritzl, el "monstruo"

Una doble vida casi perfecta. Es el perfil de Josef Fritzl, un vecino perfecto, ingeniero jubilado y anciano entrañable para sus vecinos y la sociedad austriaca. La realidad de esta bestia sin escrúpulos era, sin embargo, bien distinta. Fritzl mantuvo cautiva a su hija, Elisabeth, bajo el jardín de la casa familiar en un calabazo construido por él mismo. Durante 24 años, ella vivió en el sótano, dónde tuvo cuatro hijos fruto de las repetidas violaciones de su padre, uno de ellos murió y fue incinerado por el propio Josef. Fuera del zulo Fritzl se comportaba como un hombre ejemplar que adoptó y sacó adelante a sus nietos, que su hija fugada había concebido. Dentro del sótano se convertía en el hombre frío y calculador que fue capaz de encerrar a su primogénita. Sin duda, un caso de doble vida que ha conmovido a todo el mundo por su crueldad.