¡Que dimitan los dos!

Me parece más que aceptable la idea de que Zapatero y Rajoy alcancen un pacto de Estado para tranquilidad de todos los ciudadanos de este santo país: que dimitan los dos.

Ya expliqué algo parecido hace unos meses al respecto de los diputados que no van al Congreso: Si yo no hago bien mi trabajo, me echan. Ninguno de los líderes de los dos partidos mayoritarios, los que representan a más españoles, se merecen estar donde están. Nos han decepcionado, desilusionado, desencantado, defraudado, arruinado y, lo más importante, ya cansan.

¡Vaya tostón de discurso el del otro día! Con réplicas del presidente de hora y media se dormía hasta el cubano o venezolano más espabilado. Pero si algo quedó claro en el Congreso fue ver cómo todos los portavoces de los grupos parlamentarios arremetían en comunión contra Zapatero. Nada ha sido tan unánime en los últimos tiempos. Nunca estuvo tan solo el jefe del Ejecutivo.

Zapatero nos dijo que aún no hemos tocado fondo. Es decir, todavía podemos caer más. No voy a repetir eso de que mal está economía y que mal lo hace este Gobierno, pero, ¿se imaginan una tasa de paro del 30 por ciento? Pues en Andalucía y Canarias ya se lo están viendo venir.

Además de buenas ideas hace falta confianza y los que en este país tienen capacidad de crear empleo no confían en Zapatero. El presidente no da confianza, no tranquiliza y no da ideas. Mi madre me pregunta: ¿Qué le podemos decir ya a un hombre que pasa de todo y que no entiende lo que ocurre a su alrededor? ¿Por qué no se va? ¿Qué tendrá la poltrona que todo el mundo la quiere?

Y digo yo: ¿Qué se puede hacer con un jefe del Ejecutivo negligente que no tiene soluciones para lo que está llamado a solucionar? ¿Soy un antipatriota por pedirle que dimita?

Por otra parte tenemos a Rajoy. No sé si decir que me da pena –por todo el problema que se le ha venido encima con los supuestos casos de corrupción– o que tiene lo que merece por no haber sabido poner orden en su casa.

Ojo, no creo que el PP sea culpable en el asunto de esta mal llamada “trama”, digo que Rajoy no se impone, no manda. Mi madre, nuevamente, me dice que necesita más energía y coraje. El líder del PP ya no puede hacer nada, está quemado. Se ha instalado en la duda permanente y nada de lo que haga va a ser bien visto. Está en esa dinámica de “si lo hace, mal y si no lo hace, también mal”.

Así las cosas, yo digo que se marche –lo tenía que haber hecho en Valencia–, que dimita y dé paso a otra figura con más personalidad. Quizá todo esto le venga bien al Partido Popular y sirva de impulso para la necesaria catarsis en la calle Génova.

El caso es que España no va bien, el Gobierno no da una, la oposición no es oposición, el paro aumenta cada día, los sindicatos siguen desaparecidos, los empresarios arruinados, la administración de Justicia no es justa…….

¡Aquí lo único que funciona es la selección española y el Barça! Y eso que soy del Atlético.