La conducta sexual de un camorrista
Andrea Donofrio
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adonofriohotmailcom/9/9/17
domingo 15 de febrero de 2009, 11:52h
En estos días, después de varios intentos, la policía italiana arrestó a un nuevo jefe de la camorra Napolitana, Ugo Gabriele, hermano de Salvatore Gabriele, uno de los capos más poderosos. Los dos hermanos gestionaban el tráfico de drogas desde España a toda Italia. Hasta aquí, pocas noticias y la crónica de siempre: las detenciones de camorristas en el área napolitana son frecuentes y la lucha contra la organización es un como el sudario tejido por Penélope, nunca termina.
Sin embargo, está detención “conllevaba sorpresas”, ya que el boss ofrecía la imagen de Ketty: la policía se dio cuenta de que la diversidad sexual ha llegado a la mafia napolitana y que por primera vez un transexual era jefe del crimen organizado en Italia. Mientras la policía buscaba a Hugo, la mafiosa, que ejercía también el oficio más antiguo del mundo con el apodo de Ketty, representa una novedad sin precedentes para el crimen organizado y toda una ruptura con el pasado.
Como las otras organizaciones criminales, la camorra es conocida por su posición machista y homófoba, contraria a toda asociación con la diversidad sexual. Siempre se ha considerado la educación sexual como asignatura fundamental para el aprendizaje básico y la formación de un camorrista. Como buena organización secreta (casi masónica), la camorra prevé una serie de normas de “buena conducta” y por eso también la sexualidad está plagada de reglas. Esas reglas pasan por ser muy estrictas y las explicaciones tal vez fantasiosas.
En primer lugar, es aconsejable casarse con una vecina del pueblo, una persona de “tu zona”, que se conoce desde la infancia y que se conoce a su familia también. En segundo lugar, se preocupan de establecer cuáles son las posturas adecuadas: nunca se debe estar en la cama debajo de una mujer, puesto que eso equivaldría a ser dominado y, lo que es aún peor, sería un “viático”, un primer paso a la homosexualidad, ya que se acostumbra a una posición pasiva y “receptora”; el sexo oral es una cosa propia de los perros y distingue un verdadero hombre de un vicioso (este tema aparece también en un capítulo de “Los Soprano”). Además, la fellatio es mal vista también porque se considera que aquella misma boca que la practica un día besará a tus hijos! No hay que olvidar que según este código para el sexo están las inmigrantes del Este!
Además de estas reglas, la conducta de un joven camorrista en materia es condicionada por algunos “falsos mitos”: desde la infancia se le inculca la convicción de que un italiano del sur es el mejor en la cama, que los demás italianos (no hablamos de extranjeros…salvo los africanos, considerados animales) duran mucho menos en la cama, que no se puede resistir a la superioridad del macho napolitano. Todo sirve para desarrollar una mentalidad ganadora. Por otro lado, el cuidado del cuerpo se interpreta como un elemento de seducción: por eso, las mujeres de un jefe no deben cuidarse mucho, no pueden teñirse el pelo, ir al gimnasio o cuidar su aspecto físico. Cosa que al contrario, le toca a la amante, que es preferible que sea rubia, alta y muy maquillada.
La camorra representa un fenómeno cultural preocupantemente difundido en el Sur de Italia: aunque puede parecer paradójico pero estas “simples y absurdas” reglas son respetadas por muchísimos jóvenes. Pertenecientes a la camorra o deseosos de emularlos. Y si esas son las reglas que le inculcan en materia sexual, aún más preocupantes pueden ser las recomendaciones y admoniciones en los otros aspectos de la vida. La camorra se confirma un estilo de vida, un modus vivendi peligroso y criminal. Sin embargo, el Gobierno sigue sin una política clara y eficaz en materia: mejor no enfrentarse al problema, considerarlo un fenómeno local y avergonzarse cuando sale una noticia, un libro o una pelí sobre el tema. Más fácil asumir esta actitud que luchar en contra de ellos; más cómodo que planear una estrategia a largo plazo que contemple una obra de saneamiento social y económico del área. Nápoles, la Campania, su gente siguen abandonados y obligados a seguir los dictámenes de la Camorra. En cualquier materia.
Politólogo
Andrea Donofrio es politólogo, experto en Relaciones Internacionales e investigador del Instituto Ortega y Gasset
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