Sociedad suicida
miércoles 01 de abril de 2009, 21:44h
Nuestra sociedad es suicida. La Ley del Aborto, que quiere pasar el gobierno de LZ, es una prueba de ello. Según nos cuentan, es progresista y súper ‘cool’ poder libremente abortar ya desde los 16 años. Corremos el peligro de comprender mal el grave asunto del aborto, y creernos que es un método anticonceptivo más, ahí donde la píldora o el preservativo.
El mensaje que lanza el actual gobierno: las mujeres libres e independientes abortan, tener hijos es una esclavitud, y es demodé, o sea, moralmente se anima a la mujer a abortar al convertir el aborto en algo banal, fácil y cercano. El gobierno se olvida de lo horriblemente traumático que es para una mujer abortar su bebé; la evolución (no olvidemos que en el fondo somos animales mamíferos) nos ha creado para gestar, parir y criar humanos. Si el gobierno de Largo Zapatero quiere ayudar a la mujer a ser más feliz, debería apoyarla a ser madre sin que su vida al tener un hijo se convierta en un infierno imposible; porque digan lo que digan los progres, y los que han entendido mal el feminismo, la Madre Naturaleza quiere que tengamos hijos. ¿Cuál es la principal función evolutiva de cualquier especie animal que camina, repta, vuela o nada sobre la faz de la tierra? (Diez puntos para el que acierte). ¡Bingo! Seguir existiendo, y para ello es imprescindible reproducirse. Simple, natural y animal.
Obviamente no se trata de obligar a nadie a ser madre porque sea nuestra función biológica, todas las mujeres no tienen porqué ser madres, cada cual que haga lo que su corazón y su conciencia le dicten, pero ¡por piedad! no banalicemos el grave asunto del aborto. Abortar un embrión o un feto es matar un futuro niño y adulto; quizás, en algunos casos, matar sea el menor de los males, pero sigue siendo eliminar una vida, por lo cual nuestra actitud ante tal acto debería ser profunda, racional y muy seria. Sería más constructivo dejar el aborto para los casos extremos, en los que seguir adelante con el embarazo terminaría siendo aún más traumático.
Una sociedad cuya actitud es ligera y frívola ante un acto destructivo como lo es el aborto, es una sociedad que se odia. Además, es una sociedad que odia a la mujer, porque conscientemente ignora el dolor que la mujer que aborta sentirá el resto de su vida. Si al gobierno le importa la mujer y su “igualdad”, dedicará su esfuerzo en educar a las chicas y a los chicos en la comprensión de la responsabilidad y seriedad que supone el quedarse embarazada. La educación de los jóvenes es clave, y siempre es mejor prevenir que curar. Abortar no es depilarse las piernas, es algo trágico, y por ello lo inteligente es evitarlo siempre que sea posible.