Los reyes de la caradura
jueves 11 de junio de 2009, 21:22h
En Esepaña si a la izquierda la pillan realizando actos de corrupción no pasa nada. Manuel Chaves I (el Emperador Vitalicio de Al-Andalus) ha sido atrapado con las manos en la masa: el tío ha colocado a toda su familia extendida (no sólo a hijos y hermanos, sino también a sobrinos, primos segundos, terceros, cuartos y quintos) en puestos fenomenales con sueldos astronómicos, y hasta se ha descubierto que su hijita no quería el cochazo que por su súper-puesto le regalaban, porque ella quería otro aún más chulo, más grande y más caro, ¡ole, viva la pepa! Y todo lo paga el pueblo, ese pueblo que cada día es más pobre. Pero el Emperador Vitalicio de Al-Andalus dice que es todo un montaje –además, no olvidemos que el Emperador es un hombre pobre y humilde, por lo visto sólo posee un chalecito de nada –.
Luego está la mierda de gestión que realiza el gobierno-basura que nos cayó encima como una de las siete plagas hace ya una eternidad, y encabezada por Largo Zapatersovsky, empeñado en llevarnos a la miseria y al infierno. Somos el último de la fila en Europa (y si no el último al menos el antepenúltimo); somos los campeones en paro, en bajo nivel de vida, en educación, ¡genial! Al menos somos campeones en algo –a parte del deporte –. Pero el Rey Supremo de la Caradura –el fulano que es… me da vergüenza decirlo, lo susurraré: presidente – sigue sonriendo su diabólica sonrisa y diciendo que todo está bien, y que el que se queje es un pesimista derrotista. Ojalá que le quiten a L.Z. su sueldo y le den el mío, no tardaría ni dos días en llorar a gritos y rasgarse las vestiduras.
Quizás empobrecer al pueblo sea una táctica infernal para debilitarlo y así someter su voluntad y doblegarla hasta el fin de los tiempos; ¡eternamente en el poder, qué gusto, qué gozo, qué orgasmo! Además, ahora L.Z. planea cerrar todas las centrales nucleares, ¡el tipejo nos va a dejar hasta sin electricidad! L.Z. es un hombre lleno de odio, parece ser, a este paso no sólo va a destruir Esepaña, sino también a nosotros, los esepañoles. Y la mayoría de los esepañoles no se inmutan, parece ser que no les importa acabar en las cloacas.