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La naturaleza, el arte, el gobierno

Enrique Aguilar
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enrique_aguilarucaeduar/15/15/19/23
miércoles 12 de agosto de 2009, 19:46h
Para la tradición contractualista las sociedades políticas no son consecuencia de una inclinación natural de los hombres a convivir sino el resultado de una decisión deliberada y conciente. Puesto en otros términos, las sociedades políticas no serían producto de la naturaleza sino del arte.

En línea con otra tradición intelectual, considero más bien que el arte (como la sociabilidad) es inherente a la naturaleza humana, toda vez que el hombre está destinado, desde su temprana edad, a inventar e ingeniárselas aplicando aquí y allá sus talentos a los más diversos propósitos.

Lo propio cabe decir de la capacidad de destrucción. Una capacidad verdaderamente inagotable que resulta manifiesta, por ejemplo, en algunos gobernantes latinoamericanos. Instituciones heredades, consensos que fue obra de varias generaciones construir, garantías constitucionales, compromisos asumidos... son borrados de un plumazo por la sola determinación de un mandamás de turno que reúne en su persona más sabiduría que la que se encuentra dispersa en toda la sociedad y que, por lo mismo, conoce mejor que nosotros el camino hacia la felicidad y el progreso.

“Lo que constituye la República es la destrucción total de lo que se le opone”, expresó Saint Just. Por lo menos aquellos hombres de 1789, que equivocaron los fines y los medios, tenían en claro que querían regenerar a la humanidad. En cambio, algunos gobernantes latinoamericanos, al frente de verdaderas “autocracias electivas”, sólo parecen tener en claro sus ansias de poder y de perpetuidad. A este fin, silencian la opinión disidente, infringen convenciones internacionales, limitan el acceso a la información, violan derechos de propiedad y, entretanto, quintuplican su patrimonio y se pasean campantes por el mundo sin que se les mueva un pelo.

El arte es connatural a la naturaleza, no menos que la capacidad de destrucción que, a veces, resulta instrumental a las ambiciones mundanas, demasiado mundanas, de algunos poderosos.

Enrique Aguilar

Politólogo

ENRIQUE AGUILAR es director del Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina

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