Los noticieros de paletolandia
jueves 24 de septiembre de 2009, 22:13h
Últimamente vivo en el saco, como me solía decir mi abuela finlandesa cuando aún vivía, siempre que no veía las noticias en la tele, oía la radio, o leía el periódico. Pero, abuela, es que a mí me gusta vivir en el saco, le decía yo sonriendo, y si ella viviera aún, le añadiría: sobre todo cuando las noticias que se pueden ver en España son tan deprimentes. Ante todo deprimen porque la manera de dar las noticias es vomitivo, y porque la calidad de las noticias es para suicidarse con lejía o amoníaco, que es el primer veneno que tenemos a mano todas las amas de casa.
No he visto en mi vida noticias más estúpidas y paletas que las que dan en España en la televisión pública, o cualquiera de las privadas (se salva el noticiero de la noche de Telemadrid). En vez de hablar de política y economía nacional e internacional (SIN manipular la información para servir a los intereses del partido en el poder), cuentan cuántos niños han nacido en el barrio de Moratalaz últimamente, cuántos vestidos se ha comprado Cheyenne, a cuántas mujeres han matado los malos hombres violentos, y si a la Pepi de la panadería de la esquina le han tocado cincuenta o setenta millones en la lotería. ¡A quién demonios le importa eso! Los noticieros nacionales españoles parecen más bien noticieros del perdido pueblo de Villavieja, Valladolid, de veinticuatro habitantes. Es vergonzoso, y debe de ser un reflejo del ínfimo nivel cultural e intelectual del pueblo español, o quizás no sea culpa del pueblo, si no de los imbéciles que están en las televisiones haciendo las noticias.
Así que desde que empezó el verano he vivido en un saco sin fondo maravilloso, lleno de sol, calor, lagos, abedules, arena, olas atlánticas, letras wildeanas, historias vitales de la O’Keeffe, nuevas frases de una ficción naciente, largas y lentas horas de conversación con seres humanos excitantes y estimulantes, ¡divino y deliciosamente alejado de los noticieros de mierda de España!
Pero, con el nuevo otoño que acabamos de inaugurar, es hora de salir de mi idílico saco –y en honor a mi abuela – ponerme al día, que me será posible únicamente gracias a algunos periódicos decentes y a algunos canales de radio que emiten noticias de una manera inteligente, porque si fuera por la televisión tendría que pasar el resto de mi vida en el saco sin saber qué horrores están sucediendo en mi país, y entonces ¿de qué escribiría mis columnas?