El profesor Morales Moya, investigador principal del grupo de investigación Nación y nacionalismo español, organizador de este seminario, centró su intervención, con la que dio comienzo la tercera jornada, en las aportaciones del polígrafo santanderino Marcelino Menéndez Pelayo a la cultura española.

La tradición fundamenta la cultura intelectual de un pueblo. Con esta afirmación, el escritor cántabro profundiza en la Historia de la nación. Su plenitud la sitúa en el siglo XVI, momento en el que España alcanza su máximo esplendor tras una etapa de preparación en el reinado de los Reyes Católicos y seguida por una crisis en el siglo XVIII. Critica el liberalismo durante el siglo XIX, tanto de la etapa inicial en las Cortes de Cádiz y la
Guerra de la Independencia como el movimiento krausista. La aportación de Menéndez Pelayo a la cultura española es abrumadora. A pesar de que muchas de sus afirmaciones no resultan hoy defendibles, recogió todo el corpus jurídico español desde sus orígenes, recopiló unas bibliografías aún no superadas y dejó un magnífico estudio sobre Lope de Vega aún vigente; sentó las bases para una historia de la literatura española y contribuyó a desprovincializar España abriéndola al mundo europeo.
Tomó la palabra después el catedrático francés
Benoit Pellistrandi para hablar de las representaciones de España durante el siglo XIX basándose su disertación en la representación administrativa, la elaboración intelectual -centrada en Modesto Lafuente- y un estudio de los monumentos que han simbolizado la nación durante el periodo estudiado. El siglo XIX fue el de la institucionalización de la actual bandera de España (en los años 1841-43) y el periodo en el que se popularizó la marcha de granaderos que se convertiría en 1908 en
Himno Nacional. En cuanto a la conmemoración escultórica y arquitectónica española, subrayó que ésta se mueve en este siglo dentro de unos cánones muy clásicos y con ideas alegóricas también tradicionales. Falta un elemento catalizador que represente de forma conjunta la nación española: la Catedral de Colonia en Alemania, el Sacre Coeur o la Torre Eiffel de Paris para Francia o la Abadía de Westminster en Inglaterra son símbolos congregadores que no tienen un equivalente en el caso español. Sigue habiendo hoy en día una laguna y el historiador francés se preguntó en su conclusión si es que España no ha encontrado una representación que la simbolice o, por el contrario, si esta carencia sería un símbolo de la falta de identidad que la nación no tenga un monumento que la represente.
A la tarde, en la mesa redonda moderada por el escritor
Jon Juaristi, tomaron la palabra el catedrático de derecho administrativo José Ramón Parada y el catedrático de Historia Contemporánea
Carlos Dardé, el primero para exponer la construcción de la administración del Estado en el siglo XIX, y más concretamente en el moderantismo isabelino, mientras que el profesor Dardé habló de la idea de nación nacida del Partido Conservador desde los inicios de la Restauración, encarnados ambos (partido y sistema) en la figura del abogado y estadista Antonio Cánovas del Castillo.
Este jueves, a partir de las 10.30 de la mañana se clausura el seminario
“La España del siglo XIX. Formas de nacionalismo español” con las conferencias del Catedrático de Economía, José María Serrano Sanz
“La polémica librecambismo proteccionismo” y del profesor Juan Pablo Fusi, Catedrático de Historia Contemporánea
“El 98. Crisis de la conciencia nacional”.