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Maestro Salinger

Laila Escartín Hamarinen
jueves 11 de febrero de 2010, 18:55h
Murió J.D. Salinger hace ya más de una semana, pero mi admiración por él me ha pedido que guarde silencio hasta hoy. 91 años de vida. 4 libros publicados, y no se sabe cuántos más escondidos en su casa.

En estos días, he conversado con varios seres humanos sobre los libros de Salinger. Aquí en España la mayor parte de las personas parece conocer principalmente su El guardián entre el centeno (en mi opinión, su libro menos maravilloso). Parece ser que existe un consenso entre los lectores que consideran El Guardián como un libro para adolescentes (otro tanto pasa con los libros de Hermann Hesse, y esto no deja de ser un cliché superficial y poco meditado, aunque ésa es otra historia). Para mí, Holden Cauldfield siempre fue Friedrich Nieztsche de joven y en Nueva York, fascinante. El Guardián no es un libro para adolescentes, es mucho más que eso.

Lo realmente extraordinario de Salinger, en mi opinión de admiradora incondicional, es su magistral dominio del inglés. Por eso, es importante leer a Salinger en versión original. Propongo a quien de verdad quiera conocer su trabajo, que se esfuerce y aprenda inglés. El psicoanalista inglés Ernest Jones aprendió alemán para poder leer a Sigmund Freud, y a raíz de esas lecturas se hizo psicoanalista.

Pero no sólo el dominio que Salinger tenía de su lengua materna lo hace un escritor de primera categoría, un grande, un monstruo de la literatura, sino su brillante, elegante, humorística e inteligente manera de relatar es igual de responsable. Su texto es de una delicadeza, una intensidad, una limpieza y una precisión impresionantes. He leído al menos cincuenta veces Franny and Zooey y cada vez me siento igual de alucinada y pasmada con su capacidad de crear vida vibrante con el lenguaje, que la primera vez hace casi veinte años. Nine Stories guarda joyas como Teddy, For Esmé – with Love and Squalor, o A Perfect Day for Bananafish que tiene el final más impresionante y espeluznante que jamás he leído: ocurre un suicidio, pero el ambiente en el que ocurre, es tan soleado, fresco y ligero que no puede ser posible que tal ambiente rodee un suicidio; la contradicción que Salinger crea en el último párrafo de este relato es sublime y perfecta, y dolorosamente próxima a la vida de carne y hueso. Raise high the Roof Beam, Carpenters and Seymour: An Introduction es el cuarto libro publicado de Salinger, en el que el lenguaje llega a cotas de perfección lingüística y narrativa difíciles de superar.

El mundo está lleno de excelentes libros y escritores. Lo que hace especial a Salinger, desde mi parecer, es su capacidad de escribir algo en esencia denso, complejo, profundo, y hasta trágico, al mismo tiempo que ligero, fresco, fácil y luminoso en la forma –como un día de verano gaditano en el que el viento sopla de poniente refrescando el peligroso ardor del sol –. Ésta es la magia y la maestría de Salinger. Aunque, claro, posiblemente sea una magia que no esté abierta a todas las mentes, no todos vibran en la misma frecuencia.

¡Salinger ha muerto, larga vida a Salinger!
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