astronauta
Sus sueños de infancia no eran muy distintos a los de otros niños: ser futbolista, bombero, arquitecto… o astronauta. Michael López-Alegría ha trabajado para la NASA durante 17 años, acumulando un currículo intachable que pasa por tres misiones en el transbordador espacial, el reconocimiento de la Agencia Espacial y dos records: el de la misión de más duración –pasó 215 días en la Estación Espacial Internacional- y el del segundo puesto mundial en horas de actividad extra-vehicular o ‘paseos espaciales’ –cerca de 68 horas. Hace apenas dos meses, el astronauta hispanoestadounidense anunció un cierre de etapa. Dejaba la NASA para convertirse en presidente de la Commercial Spaceflight Federation, una asociación de 45 empresas privadas del sector aeronáutico y astronáutico cuyo objetivo es influir en políticas nacionales en torno a presupuestos, regulación o legislación para favorecer el desarrollo del sector. Según reconoce López-Alegría en una entrevista con este periódico, su nuevo trabajo es una “apuesta por el futuro”, ya que la falta de inversión pública y de iniciativa política hace que en el horizonte próximo en la investigación espacial, los vuelos comerciales sean una “pieza fundamental”.