Álvaro Lodares acaba de estrenarse como autor. Lo ha hecho con "Cartas de un 'culpable' liberal", editada por Unión Editorial, y compuesta de retazos, entre artículos, anotaciones de su blog y cartas al director. Una colección de pequeñas piezas con grandes ideas. Este jueves presentaron su libro Bernardo Rabassa, presidente del Club Liberal y Francisco Cabrillo en el Centro Riojano de Madrid. Y habló con nosotros.
Cartas de un culpable liberal. Cartas ¿a quién?El título tiene su historia. Hablé con bastantes personas, y me aconsejaron que el título fuera sugerente y que llamase la atención. Y como varias de las cosas que aparecen en el libro son cartas al director, se me ocurrió lo de cartas. Luego se me ocurrió lo del “culpable liberal”.
Culpable ¿por qué? ¿de qué?Lo de culpable, entrecomillado, lo elegí para que la gente se hiciese esa misma pregunta. ¿Por qué? La razón es que aquí, en España, se identifica la crisis con el liberalismo. De modo que yo me identificaba, en tono irónico, como uno de esos malvados responsables de la crisis actual, como nos acusan los “socialistas de todos los partidos” a que se refería Hayek. Pero en este caso me identifico, y con orgullo.
Porque la crisis económica es culpa del liberalismoLa culpa de la crisis no es del liberalismo. Lo que, precisamente, ha brillado por su ausencia son las políticas liberales que, de practicarse, nos sacarían de la crisis. La crisis viene, en mi opinión, por unas políticas monetarias e intervencionistas de carácter expansivo, impuestas por los bancos centrales. Y es claro que eso de liberal no tiene nada. Echar la culpa al liberalismo cuando no se están practicando políticas liberales es contrario a la razón.
Y ¿cómo sería un régimen liberal que hubiese evitado todo esto?Los gobiernos, que son los verdaderos responsables de esta crisis, están practicando, a izquierda y derecha, medidas intervencionistas. Y para sacarnos de la crisis habría que apostar por tres políticas, por las que no aboga prácticamente nadie, que son: reducción de los impuestos, reducción del gasto público y apertura de los mercados.
Dennis Robertson, al referirse a los problemas financieros y monetarios de comienzo de siglo, decía de ellos que tienen “una complejidad intelectual detestable”. Si verdaderamente es así, y lo parece dado que muchos expertos parecen tan despistados como el común, y por otro lado estos aspectos nos afectan a todo el mundo, ¿no estamos ante el caldo de cultivo ideal para las manipulaciones de los políticos, para que pidan más poder para ellos?Los políticos casi siempre piden más poder para ellos. Pero, precisamente por lo que dice, es fundamental explicar los asuntos financieros de la forma más sencilla posible, para que todo el mundo pueda acceder a ellos y los pueda entender. Pero desde luego, en esta crisis (y España es claro ejemplo de ello), los políticos están intentando arrimar el ascua a su sardina. Y eso lo explico en el libro.
Muchas de las tropelías económicas que se perpetran derivan de un aspecto: la falta de cultura económica de muchos ciudadanos. No tienes más que salir a la calle y preguntar a la gente: “¿Usted quiere que le suban los impuestos?”, y la respuesta es casi invariablemente negativa. Pero si cambias la pregunta por “¿usted quiere que aumente el gasto público?”, y la respuesta será mayoritariamente positiva. Hay una contradicción evidente, pero la gente vive con esas contradicciones. Por eso hay que hacer un esfuerzo para explicar las cosas.
El liberalismo tiene algo de intuitivo. Por lo general, a la gente no le gusta que le manden o que le prohíban. Si esto es así, ¿por qué no se ha logrado que sea algo más que una postura minoritaria, aunque importante?Bueno, desde la política, y desde la izquierda, hay una demonización del liberalismo. Quieren convertirlo en la causa de todos los males y a quienes defendemos la libertad en dechado de todas las villanías. A pesar de ello, cada vez más gente se define como liberal. No obstante, es cierto que a veces hay que ver qué hay detrás del cartel “liberal”, porque, como decía Milton Friedman, la mayoría de los políticos que se definen como liberales, en realidad no lo son. ¿Quién defiende hoy reducir el peso del Estado, achicar el poder de los políticos sobre los ciudadanos, apostar por el mercado como instrumento justo y eficaz? Poca gente.
Si lo defiende poca gente, será porque es maloLa historia no es un secreto para quien la quiera ver con un mínimo de objetividad. Y la historia ha demostrado que allí donde se han practicado políticas liberales se ha avanzado. Cuando ha habido crisis económicas, vemos que antes se han practicado políticas intervencionistas.
El liberalismo favorece el crecimiento económico, pero el socialismo es mejor desde el punto de vista ético. ¿O no?
Desde luego que no. No tiene ningún punto a favor. Sólo hay que ver dónde acaban los países que aplican políticas socialistas. Y las personas que más sufren el impacto del socialismo son los pobres.
¿Por qué?Porque somos creativos. Sólo nos falta la oportunidad para aportar y para aprender. Y las oportunidades sólo llegan en un ámbito de libertad. Y es la libertad, precisamente, lo que defiende el liberalismo.
Obama. ¿Es Dios?Desde luego que no. Obama es un Zapatero negro. Sus discursos se parecen bastante. Tiene la ventaja de llegar después de Bush, que ha sido un presidente muy malo, y parece que éste haría bueno a cualquier sucesor. Pero propone intervencionismo sobre el que ya practicó Bush.
¿Bush intervencionista? ¿No hemos quedado en que la crisis era culpa de los neocón y que éstos eran unos liberales desbocados?Es que ha sido brutalmente intervencionista. No ha sido nada favorable al mercado y ha aumentado el peso del Estado sobremanera. Su política no está acorde con los principios de su partido, que son más liberales por lo general que los de los demócratas.
Buscar que el PSOE haga políticas liberales parece una quimera. Hacer lo mismo con el PP parece condenaros a los liberales a la melancolía. ¿Conviene al liberalismo luchar por llevar a su terreno a los grandes partidos? ¿Es necesario un partido liberal?Lo del liberalismo y la política es complicado. Pero hay instituciones fuera de la política, como el Instituto Juan de Mariana o el Club Liberal que están haciendo muy buen trabajo. La libertad hay que buscarla fuera de los partidos políticos.
¡Viva la Pepa! Sí, pero la Pepa fue la que introdujo en España el concepto lamentable de soberanía nacional. Ya lo decía Popper, que en una democracia nadie debe ser soberano; ni siquiera el pueblo. Tenía aquella constitución también sus aspectos positivos. Especialmente si los comparamos con alguno de los que encontramos en la de 1978. Uno de los aspectos que trato en el libro es esa idea de la constitución económica, de la que habla James Buchanan.
Este es tu primer libro. ¿Y el último?A este libro le falta algo, que es la etapa Obama. Habrá que escribir sobre ella. Pero no estaría hecho a retazos, como este, sino que sería más sistemático.