Snowden: ¿héroe o traidor?
miércoles 12 de junio de 2013, 20:05h
La opinión sobre Edward Snowden no parece admitir medias tintas. Para muchos, este informático de 29 años es un héroe capaz de enfrentarse al poder en aras de la libertad, pero lo cierto es que para otros tantos, especialmente en su país de origen, es simplemente un traidor que ha puesto en peligro la seguridad nacional. Lo que ya no volverá a ser es un desconocido. Su rostro apareció hace unos días en las únicas declaraciones públicas que ha realizado hasta la fecha y todos conocemos ya al último ex espía estadounidense que pone en jaque a la Casa Blanca. No se sabe por qué decidió Snowden salir a la palestra y anunciar delante de una cámara, desde su habitación del hotel de Hong-Kong en el que estaba refugiado, que había sido él quien filtró a la prensa la existencia de dos programas secretos de recopilación de datos telefónicos y digitales de millones de usuarios por parte del gobierno de los Estados Unidos. También, quien había estado pasando desde febrero a The Washington Post y a The Guardian datos relativos a los “jefes de estación”, es decir, a los máximos responsables de la inteligencia norteamericana en los distintos países del mundo, aunque, en este caso, advierte que se preocupó de borrar antes cualquier tipo de referencia personal para no perjudicar a nadie.
Quizá lo más lógico sea pensar que, una vez huido de su residencia de Hawái, o lo que es igual, una vez descubierto por quienes le buscaban, la mejor forma de ponerse a cubierto consistía en mostrar su cara al mundo. ¡Soy yo, quedaos con mi cara por si me pasa algo! Vamos, por si aparecía en un oscuro callejón y luego se decía que le habían atracado a tiros a la salida de una discoteca o le encontraban en una cuneta porque su coche aparentemente había sufrido un terrible accidente a causa de la torrencial lluvia. En todo caso, el hecho es que Snowden, conozcamos sus rasgos físicos o no, ahora mismo se encuentra en paradero desconocido y, al parecer, con el saldo de su tarjeta de crédito a cero, de modo que puede que la estrategia no le haya servido para nada o que, muy al contrario, esté ya en China negociando algún tipo de acuerdo que le permita quedarse en aquel país, a salvo de los cargos de alta traición y revelación de secretos que el gobierno estadounidense ha anunciado que ya está preparando para pedir su extradición.
Según las encuestas, el 66% de la población estadounidense “entiende” ciertas medidas llevadas a cabo por su gobierno en la lucha antiterrorista. La realidad es que el gobierno de aquel país se ampara en la Ley FISA y en la Ley Patriota, que permiten la recopilación de datos personales para la lucha antiterrorista y que fueron aprobadas tras los atentados del 11S. De ambas, Obama aprobó, a su vez, en 2011 una prolongación hasta junio de 2015, sin modificaciones en la sección 215, es decir, en la parte que autoriza al Gobierno a acceder a los registros que están en manos de terceros, como, por ejemplo, bibliotecas, consultas médicas, agencias de viajes, compañías telefónicas o templos de cualquier tipo de creencia religiosa. Por supuesto, también de Google o Facebook. Y han sido los responsables de estas dos empresas quienes, precisamente, acaban de solicitar permiso a la Casa Blanca para hacer público un informe sobre los verdaderos requerimientos que reciben del gobierno y la forma en que ellos responden.
En concreto, Ted Ullyot, asesor general de Facebook ha declarado que urgen al gobierno de Estados Unidos que les permita incluir información para sus usuarios sobre el alcance de las peticiones de seguridad nacional que reciben. Está claro que Snowden, este “geek” - colgado de la informática - que en 2004 se alistó a las Fuerzas Especiales y que se declara decepcionado por las promesas incumplidas de Barak Obama, ha puesto nerviosos a los “señores de la Red”. Ellos saben que sus clientes exigen un mínimo de privacidad y que no les gustaría pensar que la CIA o la NSA pueden echar tranquilamente un vistazo, sin razón alguna que lo justifique, a sus chats o a sus archivos. Así que, de momento, el único que ha salido ganando de todo este escándalo parece haber sido Amazon: las ventas de 1984, la novela de George Orwell, se han incrementado desde el pasado martes y el famoso portal de venta on line ya ha anunciado que únicamente le quedan unos pocos ejemplares en stock. Eso sí, en la era de la impresión digital, nadie se quedará sin el libro del Gran Hermano porque Amazon se ha apresurado a añadir que está a punto de recibir una nueva remesa. ¿Serán también objeto de atención especial los archivos de aquellos que estos días se han apresurado a adquirir por internet la famosísima novela de ficción? ¿O de quienes la hayan ido a buscar a una biblioteca? Ya saben que en el mundo orwelliano, la Policía del Pensamiento tenía muy claro que “lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado”.
Escritora
ALICIA HUERTA es escritora, abogado y pintora
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