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el trabajo sin balón diferencia al "Tata"

¿Qué busca Messi con la elección del "Tata" Martino para sustituir a Vilanova?

viernes 26 de julio de 2013, 03:51h
El Fútbol Club Barcelona presenta este viernes a la primera apuesta externa a la Masía para el banquillo del club desde que arrancó el ciclo histórico de Pep Guardiola. Gerardo “Tata” Martino llega al vigente campeón de Liga con la bendición de Leo Messi y con la misión de recuperar la tensión competitiva del equipo para recuperar el cetro continental. El técnico argentino concibe el balompié de modo similar al que se trabaja en Can Barça, pero el factor diferencial para ser el elegido tiene un cariz diferente. Por Diego García
"No tengo ninguna duda de que Jorge y Lionel (Messi) han tenido gravitación en mi llegada y, seguramente, les han pedido opinión, pero no conozco los porcentajes sobre su incidencia". De este modo se pronunciaba el “Tata” Martino sobre la influencia del mejor futbolista del planeta en su fichaje por el Barcelona tras la infausta recaída de Tito Vilanova. No en vano, el entrenador argentino, que reconoció que el interés del Barça "fue un hecho inesperado" que le "tomó por sorpresa", cuenta con una conexión indirecta con la familia del único jugador que ha conquistado cuatro Balones de Oro. Una conexión que tiene que ver con el particular sentimiento de pertenencia que despierta el Newell´s Old Boys rosarino.


Gerardo Martino ha participado en los últimos dos fogonazos de gloria que ha enamorado a la hinchada “leprosa” desde que disfrutaron del imberbe Diego Armando Maradona. El nuevo entrenador del Barcelona hegemónico lideró desde el césped el memorable proyecto que ideó, desde el banquillo, Marcelo Bielsa. Mientras que el “Loco” transmitía a sus pupilos la tradicional escuela de Newell´s -de la que es partícipe, entre otros, César Luis Menotti-, que interpreta el fútbol como un deporte que tiende al espectáculo, al buen gusto estético y, por ende, al protagonismo en el juego a través del buen trato de la pelota, insuflaba en el vestuario la necesidad del rigor táctico, del trabajo del equilibrio y de la concepción colectiva del equipo. El “Tata” era el centrocampista sobre el que giraba el atractivo juego de aquel sólido vestuario. Al tiempo que Bielsa prendía la mecha de su leyenda arrancando la camiseta a un aficionado y gritando –“¡Newell´s carajo!”- tras ganar el Clausura del 92, Jorge Messi alimentaba su pasión por aquel club y el pequeño Leo despertaba su amor por los colores rojinegros -de hecho, formó parte del grupo de recogepelotas que participaron en la despedida de Martino-.

Dos décadas más tarde, el “Tata” recuperó el protagonismo al abordar la responsabilidad de reflotar al equipo de sus amores, esta vez desde el banquillo. Influenciado de manera decisiva por la filosofía de Bielsa, rescató a cuatro jugadores de experiencia internacional -Gabi Henize, Maxi Rodríguez, Lucas Bernardi e Ignacio Scocco- para conformar la columna vertebral del vigente campeón de Argentina y semifinalista de la Copa Libertadores. Con un vestuario joven, de calado local, de perfil técnico medio-bajo y con el aliño del experimentado centrocampista Diego Mateo como perro de presa en la medular, Newell´s volvió a reinar bajo el guión que coronó al “Loco” en el 92, cerrando el círculo de la posesión del balón, la entrega táctica y la presión colectiva. El viejo mediapunta que enloqueció a la familia Messi a finales del siglo pasado regresó con ilustre resultado en el momento idóneo. El ingrediente romántico que une a todos los que sienten la mística del club rosarino cuenta con un peso ineludible en la elección Martino para sustituir a Tito.

Sin embargo, otorgando una relativa importancia a este nexo sentimental, hay que subrayar las virtudes del método del “Tata”. Un estilo que le ha llevado a afrontar su primera experiencia europea en el coliseo más complicado y brillante del viejo continente.

Lo que más nos desvela es estar a la altura de las circunstancias, porque el desafío es insertarme en un club de semejante magnitud y ser protagonista en cada una de las competencias que toque jugar", explicó el ídolo de la “lepra” en su triunfal despedida en la sede de los rojinegros. El relevo y discípulo aventajado de Marcelo Bielsa comparte con el “Loco” la raíz de su apasionado carácter: obsesión por el control del juego, necesidad de organización analítica para interpretar los resultados, pausa en el tono explicativo para con el exterior y vehemencia en la búsqueda de la aplicación de los conceptos dentro del vestuario. Calmado, reflexivo y estudioso de cada detalle fuera de la cancha y determinado, sin concesiones a la timidez, cuando rueda el balón. Ese es el perfil que el Barcelona ha elegido para reflotar el cúmulo de artistas que configura la orquesta blaugrana, pero, ¿qué aportará al equipo dominador del fútbol español?


La trayectoria de Martino le describe como un constructor de equipos que buscan el protagonismo en el juego, contemplando los dos caminos que conducen a este fin a través del tipo de vestuario que dirige. Así, la exitosa experiencia en el ámbito de los clubes que reflejan los entorchados locales conquistados en el endeble fútbol paraguayo (con Libertad y Cerro Porteño) y el reciente triunfo con Newell´s, muestran la pizarra del “Tata” en su expresión ortodoxa: elevado número de goles (siempre que ha ganado una Liga ha concluido el campeonato con el equipo más goleador) y llegadas a la portería rival, amplias posesiones de balón y estadísticas notables de eficacia defensiva. Los equipos ganadores que han pasado por sus manos han compartido el gusto por el protagonismo a través del buen trato de la pelota y la orientación ofensiva del estilo, sin obviar el trabajo táctico y la intensidad colectiva.

Pero, cuando se pone en perspectiva su brillante labor al frente de la selección paraguaya en el Mundial de Sudáfrica -donde hizo sudar de lo lindo a España en cuartos de final- y en la Copa América de 2011 -con un sorprendente subcampeonato-, la dimensión de Martino crece. No podría interpretarse la adaptación de su modelo al pobre nivel técnico de los futbolistas de la nacional guaraní como un plan b. El éxito de Paraguay con el nuevo entrenador del Barça en el timón de mando emanó de la terrible red de ayudas tácticas que conformaban un entramado defensivo pegajoso, imponente. Esta receta ya colocó a la selección liderada por Jose Luis Chilavert en la prórroga de los octavos de final de Francia 98 ante el equipo de Zinedine Zidane. Pero el valor añadido del “Tata” es la búsqueda del protagonismo a través del ahogo del rival. Paraguay mordía la salida de balón de los rivales pequeños y los gigantes que se cruzaban en su camino. A pesar de no poder desplegar un juego combinativo por las características de sus pupilos, los paraguayos protagonizaron sus enfrentamientos ante España o Brasil a través de la presión y los rápidos robos de balón. El adelantamiento de la defensa y la presión de los puntas a los centrales rivales ejemplifica la variante de Martino. Su selección no esperaba atrás bien agazapada. Si no puedes tener el balón, busca mandar en el juego con el libreto táctico.


El análisis simple de aquel enfrentamiento ante España en Sudáfrica -donde Cardozo tuvo en un penalti la posibilidad de cortar el ascenso de la selección patria a la gloria mundialista- y de su experiencia como seleccionador paraguayo refleja un supuesto carácter defensivo del elegido para continuar el estilo del Barça. Nada más lejos de la realidad. Martino conocía la imposibilidad de ejecutar largas posesiones por el tipo de jugador que caía en sus manos, pero no replegó sus líneas para buscar el empate a cero. De hecho, Paraguay empató a tres goles con la Canarinha de Neymar antes de eliminarla por penaltis rondas más adelante. Su obsesión táctica y de implicación colectiva de los esfuerzos otorgaba a su equipo el protagonismo ante colosos de mayor técnica. Este recurso es el elemento diferenciador que le ha destacado en la pugna por el banquillo del Barça. Poco puede aportar el técnico argentino a los automatismos de circulación de balón sobre los que se asienta el juego del Barça, pero ha de pulir de manera determinante el trabajo sin balón. Una labor que reportó a Guardiola seis títulos en una temporada y que ha caído en el olvido con el paso de los años, el deterioro físico de algunas piezas centrales del esquema y de la consecución de más títulos.

"A nadie se le cae la corona porque venga un jugador y te haga ver algo que hay que cambiar, porque el conductor es el que pone la música y los otros bailan al compás de la música, pero esto no significa que no pueda aceptarse otra idea si así el equipo está mejor".

El “Tata” desembarca en el Camp Nou en su primera experiencia fuera de América Latina. Sin embargo, su bagaje táctico le permite mirar sin complejos este desafío. La notable diferencia continental en lo que a ritmo de juego se refiere podría ralentizar la adaptación de Martino. Pero, por el contrario, el cúmulo de recursos exhibidos por la nueva apuesta de Sandro Rosell asegura un salto en la tensión competitiva de un vestuario que fue arrollado en la pasada Champions por el déficit táctico y de trabajo colectivo sin balón, entre otros factores -físicos, emocionales, psicológicos-. Messi ha apadrinado la llegada del nuevo ídolo de Newell´s Old Boys por motivos futbolísticos, aunque los sentimentales sigan ahí, latentes. Ahora queda el trabajo de mentalizar a los pesos pesados del Barça de la necesidad de adoptar un método de trabajo sensiblemente más exigente que el desarrollado en la pasada temporada. El axioma de defender -y descansar- con la posesión de balón y la falta de refuerzos en la zona central de la zaga quedan resguardados, a partir de ese viernes, con la red de seguridad táctica del recién llegado.
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