El tenor José Manuel Zapata ha ofrecido este jueves un original espectáculo, enmarcado dentro del ciclo Las Noches del Real, en el que ha estado acompañado de otros grandes artistas como José Mercé, Pasión Vega o Emilio Aragón.
Ya lo advertía Zapata el pasado lunes durante la presentación del espectáculo: a sus amigos no había necesidad de presentarlos, porque se presentaban solos. Grandes artistas, cada uno en su estilo, iban a acompañarlo en una noche de homenaje a la amistad, sobre el escenario del coliseo madrileño. Una velada que no pretendía ser tan solo un concierto, aunque, por supuesto, la música fuera el eje principal. Así, el escenario se había convertido anoche en el interior de un elegante bar, con dirección de escena de Vanessa Martínez Navas; y la acción – ese homenaje a los amigos y a la vida en general – tenía lugar durante una larga velada nocturna, hasta que llegase el amanecer y les pillase a todos cantando. Bailando, también. Esto último a cargo de la bailaora Cecilia Gómez acompañada de la interpretación por parte de José Manuel Zapata de la canción “A mis amigos”, del compositor argentino Alberto Cortez.
El tenor granadino, convertido en dueño del local, ha ido recordando su infancia ligada a una familia de hosteleros y, cómo no, sus primeros papeles en el mundo de la lírica. Porque la ópera, decía sobre el escenario Zapata, engancha y, cuando lo hace, es para siempre. Aunque el inicio de la especial noche no fuera con un aria de ópera, sino con la mítica canción de Cole Porter, “Night and Day”. Bromista, porque es en su vis cómica donde se siente mejor, Zapata ha hecho también reír a un público que se ha rendido a la calidad de quienes iban apareciendo junto a él en el escenario. El primero fue un candente y poderoso José Mercé. Juntos, los amigos han cantado el bellísimo y doliente tango de Cacho Castaña titulado “Garganta con arena”, que ha servido para que el público acabara de meterse de lleno en ese bar tan especial como algunos de los espectáculos por los que, igual que en este caso, está apostando de manera acertada el teatro de la Plaza de Oriente para abrirse a otros públicos.

Recordaba Zapata, cómo no, los primeros amores, infinitamente dolientes, aunque después, con el paso de los años, “los extrañemos e, incluso, nos regodeemos en ellos”. Y ha sido Pasión Vega, deslumbrante en su aparición a través del patio de butacas, quien ha interpretado para todos – y probablemente en nombre de todos – ese desgarrador dolor que produce el amor no correspondido, con el maravilloso tango “Nostalgias”, que tan famoso hizo a Carlos Gardel.
Otro conocido tango, Caminito, entonado también infinidad de veces por Gardel, ha sido el encargado de poner punto final a la noche. Lo han cantado todos juntos. Mercé, Pasión Vega y Zapata. Acompañados de los demás amigos que, poco a poco, habían ido llegando al bar de este “cuarentañero” tenor que había decidido abrir un local de cañas “porque abrir uno de gintonics hoy en día no está a la altura de cualquiera y habría que traerse a un ingeniero de la NASA para prepararlos”, ha explicado Zapata. Emilio Aragón le había acompañado al piano para interpretar otro desgarrador tema de amor, la copla “Y sin embargo te quiero” de Quintero, León y Quiroga. Y justo después, Zapata recibió a la cantante Roko en su bar-escenario para interpretar a dúo otro de esos inolvidables temas por los que nunca pasa el tiempo: Caruso, el escalofriante testamento de amor compuesto por Lucio Dalla en recuerdo del gran cantante napolitano. Y otro tema napolitano que no podía faltar en ese recuerdo musical del tenor granadino ha sido “O sole mio”, canción aún más conocida y que ha sido interpretada a lo largo de los años por la inmensa mayoría de los cantantes. Con sus diferentes estilos, igual que los que Zapata ha sabido combinar con enorme tino para su noche de amigos.