El italiano Leo Nucci interpretará al personaje de Miller, padre de Luisa, en las dos únicas funciones en versión concierto que el Real tiene programadas para los próximos días 23 y 26 de abril de la ópera verdiana Luisa Miller.
No es Luisa Miller una de las óperas más conocidas y representadas de Verdi, “injustamente”, afirmaba el director artístico del coliseo madrileño Joan Matabosch al inicio de la rueda de prensa de este jueves en la que acompañado por el barítono Leo Nucci, el maestro James Conlon y el director general del teatro, Ignacio García Belenguer, se han presentado las dos únicas funciones en versión concierto programadas para el próximo sábado 23 y el martes, 26 de abril, alternándose con la ópera Parsifal. Lo cierto es que a pesar del éxito que tuvo su estreno en el Teatro San Carlo de Nápoles en 1849 y a las numerosas representaciones que tuvieron lugar en el periodo inmediatamente posterior, Luisa Miller fue abandonando los escenarios siendo postergada, quizás, por otros títulos más populares del genial compositor italiano. Este injusto olvido puede deberse también a las características del libreto y al lugar que ocupa dentro de la producción operística verdiana, ya que se trata de una obra de transición entre el primer y el segundo periodo estilístico del compositor. Y, sobre todo, a que después de Luisa Miller llegó, en los cuatro años siguientes, la célebre trilogía verdiana compuesta por verdaderos “pesos pesados”: Rigoletto, Il trovatore y La traviata.
Para James Conlon, sin embargo, Luisa Miler es una de las óperas más fascinantes. Tanto, que a su hija le puso el nombre de Luisa en honor a la protagonista de la obra, porque, en sus propias palabras, la relación de Miller con su hija es la relación padre-hija más bella que existe. El maestro estadounidense, que vuelve al Real después del éxito obtenido con sus interpretaciones de I vespri siciliani en la temporada 2013-2014, Luisa y su padre son un modelo de honestidad que él quiso tomar como inspiración para su propia vida. En este sentido, el veterano Nucci ha querido subrayar la increíble modernidad del padre de Luisa, convencido de que la elección de consorte por parte de su hija le pertenece únicamente a ella. Es una decisión incluso sagrada, y lo es además para un hombre de campo, militar retirado, que ha criado sin la ayuda de una madre a la joven Luisa. “Todo un carácter”, aseguraba Nucci sobre ella, “que con solo dieciséis años se sacrifica por la libertad de su padre”. Para el genial barítono italiano - todo un referente si de padres verdianos se trata -, esta obra tiene uno de los finales más bonitos de Verdi protagonizado por un trío que ha calificado como de una “belleza maravillosa”. Por otra parte, Nucci se encuentra especialmente ligado a la obra, que en Madrid interpretará junto a la soprano Lana Kos y el tenor Vincenzo Costanzo – ambos debutan en Madrid -, porque fue la ópera que le dio fama internacional después de interpretarla en Londres junto a Luciano Pavarotti y dirigido por Lorin Maazel en 1977.
“En Italia decimos que Luisa Miller es
la ópera más bella de Donizzetti”, ha bromeado el carismático barítono que a sus 74 años asegura encontrarse
en plena forma. “La primera vez que canté Luisa Miller tenía una hija de cuatro años, ahora tengo dos nietas”, pero para él se trata de una de esas óperas, junto a Rigoletto y Simon Boccanegra, en las que la diferencia viene marcada por la evolución psicológica y emocional de un hombre. Por ejemplo, en el caso de Simon Boccanegra Verdi dijo: “No quiero un cantante con buena voz, quiero un hombre que sepa lo que es la vida”. Para Nucci, si además tiene buena voz mucho mejor. Y hablando de voz, no podía faltar la pregunta de su secreto para mantener en plena forma la suya a pesar de su larguísima carrera. Leo Nucci lo tiene muy claro. El secreto, ha dicho, está en tener la honestidad de reconocer lo que puedes y lo que no puedes hacer. Aunque admite que no se trata de algo fácil cuando hay intereses económicos y ambiciones personales. Porque dedicarse a la música supone tener un trabajo que exige mucha disciplina, en el cual se aprende cada día, y como responsables de transmitir emociones al público “tenemos que dar lo mejor de uno mismo pero en su justa medida”. En este sentido, Nucci ponía el ejemplo de la ópera Gioconda. “La canté una vez y estuve una semana entera sin voz, no he vuelto a hacerla porque no es de mi repertorio”. “En lo que sí pienso”, ha querido finalizar, “es cuándo voy a parar”. Aunque Nucci quiere seguir creyendo – con razón – que ahora puede ofrecer al público algo más que la voz.