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MEMORIAS

Pablo Neruda: Confieso que he vivido

domingo 21 de enero de 2018, 17:25h
Pablo Neruda: Confieso que he vivido

Edición, prólogo y notas de Darío Oses. Seix Barral. Barcelona, 2017. 536 páginas. 21 €. Edición ampliada y definitiva, que incluye material inédito, de las célebres y jugosas memorias del poeta chileno, Premio Nobel de Literatura, en las que repasa toda su rica trayectoria vital y creadora. Por Francisco Estévez

Incombustible como su persona, la obra de Pablo Neruda renueva vigente con el pasar de años. En esta misma columna nos hemos ocupado tiempo atrás de la diversa atención editorial que experimenta el clásico. Y es cosa sabida, un clásico es aquella obra que siempre es contemporánea, que suscita el interés más actual, así Neruda. Desde la ejemplar edición de Cartas de amor (2015), que da sobrada cuenta del omnívoro amor del poeta de Isla Negra, al rescate controvertido de ciertos poemas descartados por el propio Premio Nobel de Literatura, Tus pies toco en la sombra y otros poema inéditos (2015) o incluso el interés de nuevos creadores como Maria Fasce, que explora desde y con justa tensión narrativa el polifacético universo del autor en La mujer de Isla Negra (2015). Para sumar si cabe más empeño a esta dinámica, aparecen de nuevo sus célebres memorias póstumas, Confieso que he vivido (1974), esta vez ampliadas con una serie de añadidos inéditos de valor que acrecientan la fama del carácter excesivo, volcánico e hipnótico de su autor.

De sobra conocido es que por naturaleza propia el género memorialístico es proclive a un falseamiento en positivo del sujeto protagonista. Y, si bien es cierto que, siguiendo la estela de género iniciada con la máxima brillantez por Montaigne, Neruda recalcaba enfático “siento terriblemente ser yo el tema de mi voz hoy”, más cierto resulta que no todas las múltiples facetas del hombre son puestas de relieve con las intensidades debidas en estas memorias. Acaso dan cuenta de algunos episodios trascendentales en la vida de uno de los poetas más importantes de la literatura mundial, en consonancia no por casualidad con aspectos singulares de su obra. Aún con las desigualdades que presenta su poesía orgánica, alimentada por todos los elementos del mundo y repleta de versos fulgurantes, su obra realiza un tránsito natural por las corrientes poéticas de la primera mitad del siglo XX, vanguardismo, posmodernismo, poesía social, canto épico, existencialismo, hasta una internacionalidad americana cuya fuerza “trae vivo el destino y los sueños de un continente”.

Hasta poco antes de su muerte, el poeta trabajó tanto en la escritura de estas páginas como en la organización de las mismas. Trabajo inconcluso ya que la redacción de las memorias quedo truncada por la Parca. A esa distorsión ha de sumarse que la ordenación final del material, si bien con buenas indicaciones del chileno, la realizaron su viuda, Matilde Urrutia, y Miguel Otero Silva en 1974 del modo más acorde posible con el proyecto nerudiano. Aquella edición se complementa ahora con varios y valiosos materiales inéditos, todos de carácter autobiográfico, pero desconocemos si el orondo escritor deseaba hacerlos constar en sus memorias repletas de fragmentos escritos siempre en momentos de plenitud vital. Más allá del respeto debido a las voluntades del finado, el problema teórico no es de poca miga. La realidad resulta siempre compleja, rica y contradictoria. Son públicos y notorios los deslices, aciertos, miserias y bondades del poeta de amplia sonrisa. Y sea como fuere seguimos leyendo la obra inmensa de Neruda, lo realmente valioso.

Cabe citar como las más importantes notas añadidas “Los Sonetos del amor oscuro” y “El último amor del poeta Federico”, donde se cuenta y analiza la homosexualidad del andaluz sin despilfarro alguno. La amistad inmediata y relampagueante entre Federico García Lorca y Neftalí Reyes, nombre verdadero del vate chileno, quedó muy por encima siempre de puritanismos de época. “Viaje alrededor de mi poesía” es una conferencia dictada en 1943 donde según parece se pronunció por primera vez aquella famosa frase: “Si ustedes me preguntan qué es mi poesía, debo decirles, no sé. Pero si le preguntan a mi poesía, ella les dirá quién soy yo”. Otro texto que debe ser leído con calma es el dedicado al buen poeta “León Felipe”. Aparte, se rescatan notas traspapeladas como el “Retrato de un arribista”. Más dudosa inclusión es la introducción de la por otra parte jugosísima narración “El regalo de Niebla”, donde Pablo Neruda es seguido por un perro fantasmal entre la niebla mientras camina a casa de Rafael Alberti. Para deleite total, contrástese con la versión del poeta gaditano del mismo episodio contada en sus respectivas memorias La arboleda perdida (1942).

El prólogo de Darío Oses resulta ajustado en exactitud. La edición es limpia y bien ordenada. Además, para los más fetichistas se añade un álbum fotográfico que da cuenta de la vida entera del Premio Nobel, desde su nacimiento en Temuco el año 1906 hasta los días de Isla Negra, allá por 1944. Aparte, y quizá de más valor para el letraherido, se incorpora la reproducción facsimilar de algunos manuscritos con la desordenada y difícilmente legible letra del poeta con la propina de algunos originales mecanografiados con correcciones manuscritas para el texto “El último amor del poeta Federico”. En fin, buena excusa para contemplar la belleza del universo nerudiano en continua expansión.

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