La alcaldesa de Barcelona no ha tardado ni 48 horas en situar el símbolo separatista en la fachada del Ayuntamiento.
Volver a colgar el lazo amarillo en apoyo a los presos separatistas. Esa ha sido la primera decisión que ha tomado Ada Colau tras reeditar su alcaldía en el Ayuntamiento de Barcelona. Una "expresión de libertad", tal y como lo ha definido la teniente de alcalde Janet Sanz.
La medida, que ha contado con el apoyo de su propio partido, Barcelona En Comú, ERC y JxCat, ha sido rechazada frontalmente por PP, PSC y Cs.
El PSC, garante junto con el partido del ex primer ministro francés de la continuidad de Colau al frente del cabildo municipal, ha votado negativamente a restituir la pancarta pro-independentista porque "divide a la sociedad catalana", ha expresado su presidente municipal, Jaume Collboni.
El presidente del grupo del PP, Josep Bou ha anunciado a los medios que haría todo lo posible por quitar el lazo amarillo porque, ha dicho, es "una imagen sectaria" que "ensucia" y "contamina".
El concejal de Barcelona Manuel Valls, por su parte, se ratifica en el sí que dio a Colau para "frustrar el acceso del independentismo" al ayuntamiento y está evaluando el escenario político que se abre para su plataforma tras la ruptura con Cs, algo que valorará "en el momento oportuno".