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Diarios

Andrés Trapiello: Quasi una fantasía

domingo 25 de abril de 2021, 19:39h
Andrés Trapiello: Quasi una fantasía

Ediciones del Arrabal. Madrid, 2021. 528 páginas. 29,90 €. Trapiello nos regala una nueva entrega de su monumental Salón de pasos perdidos, publicada en este caso en la editorial que acaba de fundar el escritor. Por Francisco Estévez

Dos pájaros de terracota casi idénticos y apenas diferenciados levemente por el color de la cabeza se asoman a la elegante portada de Quasi una fantasía. Salón de pasos perdidos como significando la escasa linde que media entre novela y vida, entre realidad y fantasía, que viene a ser el brillante hilo rojo y nudo gordiano que centra toda la escritura acumulada en el cada vez más amplio Salón de pasos perdidos de Andrés Trapiello. Quasi una fantasía, del lado de la imaginación parece volcarse la querencia natural del presente volumen de memorias, primero apuntes del natural biográfico en cuadernillos que tras su conveniente envejecimiento en la barrica del tiempo experimentan el aquilatamiento con esa chispa de imaginación que toda narración incorpora y que no es más que la lengua y el ojo desde la que se escribe y cuenta: en más de una ocasión el narrador pone con elegancia punto de silencio a ciertas historias que pudieran desbocarse a ojos inexpertos en los valles de la imaginación, siendo en puridad reales. En suma, dos pájaros y percepciones casi idénticas, sólo distinguibles por el color del azogue a un lado y otro del espejo, presentan todas estas páginas donde la fantasía, si la hubiera, venida por la mirada, abrillanta la realidad y así en alguna ocasión el narrador debe asegurar que “como sucedió lo cuento”.

Esas fronteras mudables entre verdad y verosimilitud son ajustadas con fino humor, ya se ha dicho en otras ocasiones, como las etiquetas de realismo y fantasía se vuelven aquí sellos vencidos por el tiempo pues la biografía no deja de ser por soñada menos fantasiosa y más cierta, tan ajustada como un guante nuevo y así en cada volumen del Salón de pasos perdidos encontramos al menos dos o tres buenas poéticas de su creación. De tal modo en ocasiones pareciera que ponga la verdad casi en sordina para que resulte real, pues la verosimilitud suele tener una constante riña con la biografía, y ya importa poco pues llega siempre al noble entretenimiento, función primera de la literatura, como las varias historias del Rastro aquí presentes, “si buscas algo literario, no continúes”.

Unos dirán que este volumen supone gran viraje cuando con mayor precisión resulta doblar la apuesta sobre esta “novela de la intimidad” que redacta Andrés Trapiello pues tiene como novedad material que pasa de editarse en Pre-Textos a la editorial formada por la familia Ediciones del Arrabal, donde ya se anuncia en la solapa del forro la futura aparición en dicho sello de una antología en dos volúmenes El paisaje infinito y aún más, un texto del mayor interés: M. y su doble (Ventajas y desventajas de la ficción para la vida) A propósito del Salón de pasos perdidos, de Miriam Moreno Aguirre. Precisamente en las páginas de Quasi una fantasia que nos retrotraen al año 2009 ya vemos a M. comenzar dicho trabajo enfrascada en la lectura de Niebla y más adelante con un sapientísimo y leal uso del plural, consciente de los vértigos que conlleva ser personaje y parte.

El lector encontrará las narraciones habituales de la vida del escritor, las vicisitudes de ciertas conferencias, como aquellas en París o en el festival de Cosmopoética, el análisis de una conmemoración machadiana donde la ideología desluce la memoria del autor, las visitas a librerías de viejo en distintas ciudades y a conocidos libreros. Encontrará también un elogio de la errata como aquella de “penamiento. Porque la pena es siempre reflexiva”, con inteligente análisis posterior: “si el libro es bueno, aguanta erratas y lo que le eches”.

Hay algún sencillo y muy efectivo homenaje a Juan Ramón Jiménez y la mejor definición que uno ha podido leer de la palabra “señor”. Alguna reflexión que puede explicar en pocas palabras el amor a Madrid que ha llevado a Trapiello a escribir el ensayo más importante del año pasado, por ejemplo, cuando le preguntan “¿tú eras de León, no? Es la primera vez que alguien formula bien esa pregunta”, recordando ser ya al mismo tiempo madrileño.

Por otro lado, las reflexiones lúcidas sobre lecturas, como ese matiz radical apreciado por Unamuno entre la soledad, siempre impuesta, y la solitariedad, la perfecta definición de poesía traída de Antonio de Trueba, y también una metaautoparodia -disculpen el palabro-: “con los aforismos parece que lleva uno el bolsillo lleno de calderilla. Vas a comprar cualquier pensamiento, y tienes que juntar muchos”, a quién tiene no pocos aforismos de excelente ley, comentarios muy atinados sobre el plagio a cuenta de Azorín o sobre la relación entre autor y lector, sin que uno ofenda al otro ni el otro achique al primero. Y, a las vueltas, esa certeza de escribir “en nombre de” y no tanto “a la manera de”.

Pero también hay páginas donde se desvela la importancia que el lector anónimo cobra cada vez con más fuerza también en este Salón de pasos perdidos, y es que en esta novela de la memoria da cabida cada vez a más gente. Pero también hay episodios que parecen escritos hoy porque los problemas de siempre son por ende actuales: sobre nuestra monarquía o memoria histórica, sobre el real concepto de la España negra, aquella de Solana (no confundir con otras tremendistas), las relaciones entre estética y ética, entendidas a la manera de Juan Ramón Jiménez, entre obra y vida que a muchos recordarán la polémica de hace poco a cuenta del homenaje a la obra y figura de Jaime Gil de Biedma.

En fin, las perlas que suele sembrar en sus diarios Andrés Trapiello que tiene el difícil acierto de llamar a las cosas por su nombre, con imágenes precisas por exactas sin renunciar a la belleza íntima. Este diario, y a mejor decir novela de la intimidad, en efecto, se lee siempre con luz baja, como gustará a su autor, que se ve en una supuesta tarjeta de visita como “A.T., oficial memorialista” y siendo así es mucho más pues representa una de las obras de mayor envergadura en los últimos 20 años de la literatura en español, con unidad en la variedad y variedad en la unidad, a la mejor manera cervantina.

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