La salida de España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para terminar su recuperación en un hospital de Argelia ha abierto un paréntesis de tensa calma entre España y Marruecos, que mantienen sus posiciones respecto de la crisis que les enfrenta y en la que ambos reclaman “confianza y respeto” como base para una buena relación de vecindad.
Así, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ha reiterado este miércoles que las relaciones con Marruecos "tienen que ser buenas", pero deben estar basadas en “la confianza y el respeto", y además ha subrayado que "en nada ha cambiado" la posición de España en relación al Sahara.
Unas horas antes, de madrugada, despegaba de Pamplona un avión argelino con el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, a bordo camino de Argel para proseguir su recuperación tras declarar por videoconferencia ante un juez de la Audiencia Nacional sobre dos causas abiertas por presuntos delitos de lesa humanidad, genocidio y torturas.
Tras tomarle declaración, el juez Santiago Pedraz rechazó enviarle a prisión provisional o retirarle el pasaporte y optó por dejarle libre y sin medidas cautelares en su contra, aunque ha acordado que aporte un domicilio y un teléfono para estar a disposición de la Justicia. El ministerio de Exteriores aseguró que, una vez que el juez había decidido no adoptar medidas cautelares, Ghali no tenía restringida su capacidad de movimiento y que Marruecos había sido informado a través de los cauces diplomáticos correspondientes de su salida de España.
El gobierno marroquí no se ha pronunciado todavía sobre los acontecimientos de estas últimas horas salvo por la agencia oficial MAP que anoche dedicó un largo artículo a lo que llamó "una parodia de Justicia" (la española). El artículo llega a definir lo sucedido ayer en la comparecencia a Gali como "una audición expeditiva para cargos dignos del proceso de Nuremberg, sin ninguna atención a las víctimas por parte de la Fiscalía ni del juez de la Audiencia Nacional".
A las 01.30 horas de este miércoles, Ghali abandonaba España tras 54 días ingresado en un hospital de Logroño con identidad falsa para tratarse de coronavirus, una estancia que España justificó por motivos “estrictamente humanitarios”, pero que presuntamente ha desatado el enfado de Marruecos, que permitió la salida en tromba de unas 10.000 personas que entraron de forma irregular en Ceuta.
Si bien Marruecos aceptó la devolución de unos 8.000 en las siguientes horas, atrás quedan más de 1.000 menores no acompañados que el país vecino no aceptará de regreso hasta que se resuelvan los “complejos procedimientos administrativos y judiciales" necesarios. Por eso, en España “de momento lo que estamos es cuidándolos y protegiéndolos", ha explicado hoy la vicepresidenta, quien ha asegurado que la devolución se hará “de manera escrupulosa".
Sin embargo, el Ministerio de Exteriores marroquí ha publicado en tan solo dos días tres comunicados en los que desliga la crisis de la acogida de Gali y asegura que se debe a la indefinición de España en el conflicto con el Sáhara. Pese a las explicaciones españolas y la intensa “diplomacia discreta” que según la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha estado practicando España y la “alta diplomacia” puesta en marcha, Marruecos ha advertido de que "se reserva el derecho de dar, en su momento, respuestas adecuadas a las acusaciones infundadas del gobierno español".
La oposición no ha tardado en reaccionar, y así, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha reclamado este miércoles la dimisión de la ministra de Asuntos Exteriores por su "nefasta gestión" de la crisis diplomática y el "oscurantismo" en la salida del líder del Frente Polisario.
También Ciudadanos ha criticado la gestión que está haciendo el Gobierno de este caso y así lo ha expresado en una pregunta parlamentaria registrada este miércoles en la que exige explicaciones sobre la decisión de acoger al líder polisario y pregunta por “qué tipo de garantías ha obtenido el Gobierno de que Gali colaborará con la Justicia en las causas que tiene abiertas".
Ghali, en un hospital de Argel
El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboun, visitó este miércoles al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y agradeció a España el gesto humanitario al acogerle.
"Agradecemos a España que haya aceptado recibir al presidente", dijo Tebboune, que charló unos minutos con el líder saharaui, del que es amigo personal, y al que preguntó por su estado de salud.
Tebboune llegó poco antes del mediodía a la clínica militar Ain Naadja, la más prestigiosa de Argel y en la que él mismo estuvo brevemente ingresado antes de ser trasladado a Europa, acompañado por el jefe del Ejército argelino, general Said Chengriha, uno de los hombre más poderosos del país y amigo personal desde hace muchos años del líder del Frente Polisario, que fue también embajador en Argelia.
Una representación que ha sido interpretada con un cerrado respaldo de Argelia al Polisario frente a Marruecos, país con el que el régimen argelino mantiene una ancestral rivalidad por la influencia en el Magreb, en el resto del África Occidental y en el Sahel, territorio con el que comparte una amplia frontera y que es uno de los puntos de mayor interés de Europa por el yihadismo y la migración irregular.
Desde que el pasado 18 de abril un avión argelino trasladara a Gali a España con documentos de identidad de este país, Argelia se había mantenido en silencio, observando la crisis entre España y Argelia, que según expertos locales e internacionales beneficia a los intereses regionales argelinos.