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Novela

Manuel Astur: La aurora cuando surge

lunes 13 de junio de 2022, 00:39h
Manuel Astur: La aurora cuando surge

Acantilado. Barcelona, 2022. 192 páginas. 14 €.

Por David Lorenzo Cardiel

«Las paredes, el muro y las columnas del patio han sido encaladas tantas veces que parecen cubiertas por el mismo mantel grueso y blanco que cubre las mesas. Las columnas sostienen una parra espesa, y la luz que logra atravesarla pinta en el suelo de cemento cientos de monedas de oro como una bola de discoteca. Aunque no lo vemos, huele a mar. Hemos vuelto al Mediterráneo».

Durante mi lectura de La aurora cuando surge, la nueva propuesta literaria del escritor y periodista Manuel Astur, una mezcla de sensaciones muy dispar se fue acumulando en mi haber. En 2020, el autor sorprendió en su incorporación al sello barcelonés Acantilado con la deslumbrante novela Sam, el libro de los milagros, aseverando la impecable trayectoria del asturiano. En esta ocasión repite en la misma editorial con un libro íntimo y confesional, pero donde mantiene el pulcro mimo a la palabra que le es característico.

El primer detalle que me ha impresionado de La aurora cuando surge es su singularidad. No se trata de una innovación literaria, sino todo lo contrario, de hecho. Su particularidad, el rasgo que hace especial este libro, es el motivo que lo promueve: el fallecimiento del padre del autor y el viaje que emprendió por Italia un año después.

Con una belleza contagiosa, Manuel Astur logra introducir al lector en el contexto del autor-personaje, convertido en narrador. El duelo, la amalgama de recuerdos que subyacen a la pérdida, el viaje italiano como sustrato a las raíces familiares y personales. Astur no nos ofrece ninguna concesión: asume, con una honestidad límpida, sus pensamientos, su sentir. La rutina, elevada, quizás, a una manera de estar en el mundo en que hemos decidido en cierta manera vivir, acaba siempre por devorarnos. Ante la calma que por necesaria se ve amenazada, el viaje representa la huida liberadora. No porque otorgue respuestas, sino porque silencia las preguntas, o las susurra de un modo más amable que la continuidad del ritmo trepidante del día a día, permitiendo el reencuentro con uno mismo y su sentir.

La aurora cuando surge es, en consecuencia, intimidad, belleza, paisaje físico y etéreo. Está escrito, además, con la calma de los grandes maestros, persiguiendo una subjetividad muy meditada. El libro no se impone sobre el lector, ni busca su refugio o simpatía. Simplemente, narra, sin artificio ni rimbombancia, atesorando momentos, recuerdos y vivencias, consiguiendo de esta forma que al ser leídas las incorporemos como si fuésemos algo parecidos a compañeros en ese viaje personalísimo que nos ofrece el autor. En manos de la prosa de Astur no me he identificado apenas como un intruso. En todo caso, y como mucho, sí en un confidente lejano en la amabilidad de quien es invitado a escuchar. Al unir belleza estilística con un contenido expresado con delicadeza, el escritor asturiano propone un libro que invita a ser leído con una intensa calma.

Resulta ideal para el lector goloso que lee de un tirón y para el que lo hace en diversos instantes. Llevado de paseo, este libro se revela como un grato compañero: distancia la mirada de quien lo recorre sin nublarle la mente. Por otra parte, el trabajo de Acantilado en tanto la edición del libro, en cómoda tapa blanda y con una tipografía amable, anima también sin excusa a su lectura.

La aurora cuando surge es un buen libro que merece ser leído. Manuel Astur vuelve a demostrar su impecable destreza en el arte de narrar con esta nueva obra. Háganse con ella, descúbranla. No se arrepentirán.

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