La soledad, provocada por una mayor esperanza de vida, una peor salud, que las lleva a ser el 66 por ciento de las solicitantes de ayudas a dependientes, y una mala situación económica hacen que la calidad de vida de las mujeres mayores sea peor que la de los hombres.
Un hombre y una mujer no envejecen igual. La mayor esperanza de vida, que provoca más soledad, y la peor salud y una mala situación económica hacen que la calidad de vida de las mujeres mayores sea peor que la de los hombres.
La directora general del
Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso),
Pilar Rodríguez, ha señalado a EL IMPARCIAL que las diferencias entre los hombres y las mujeres frente al envejecimiento hacen que éstas tengan una peor calidad de vida en los últimos años de vida.
Así, Rodríguez destacó como elemento más relevante el hecho de que el 66 por ciento de las instancias presentadas para solicitar servicios recogidos en la
Ley de Dependencia son de mujeres.
Más dependientes"Es una cosa acumulativa. Naturalmente, la dependencia también guarda relación con la edad. A más edad más riesgo de dependencia", indicó la máxima responsable del Instituto de Mayores, que añadió que "si acumulas peor estado de salud, peor situación económica, más soledad, más índice de depresión, la mujer mayor tiene más posibilidades de entrar en situación de dependencia".
En este sentido, también es importante que "la percepción subjetiva de salud en la mujer es mayor que en los hombres, porque se sienten peor, tanto de salud –que tienen más dolencias, se sienten más tristes– como de estado de ánimo".
Mala economía y soledadAdemás, desde el punto de vista económico, la directora general del Imserso apuntó que la pensión media de una viuda es la mitad que la que perciben los hombres. Se trata de un aspecto especialmente destacable ya que el 44 por ciento de las mujeres de más de 65 años pedieron a sus maridos.
Un tercer aspecto que subrayó la máxima responsable del Instituto de Mayores es el de la soledad, algo que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres. De esta forma, el 26 por ciento de las mujeres mayores de 65 años que viven en soledad, frente al 9,7 por ciento de los hombres.
"Esto se debe -explicó- a dos aspectos: una mayor esperanza de vida de la mujeres, con una diferencia de 7 años respecto a los hombres, y el hecho tradicional de que las mujeres se han casado siempre con hombres mayores que ellas".
¿Qué se puede hacer?La directora general del Instituto de Mayores y Servicios Sociales insistió en que para reducir esta situación "hay que hacer énfasis en las políticas de prevención de la dependencia en las características de las mujeres".
Por eso tiene claro que "si sabemos que van a vivir más años y que tienen más riesgo de caer en una situación de dependencia hay que enfatizar con ellas para que se preparen con hábitos saludables, de vida, de alimentación, de ejercicio físico, de cuidarse, y también tener más relaciones sociales, porque ellas se concentran mucho en la relación de la familia".
Relaciones de familia y proyectos propiosPilar Rodríguez afirmó que "cuando los hijos se emancipan y llevan un ritmo de trabajo muy intenso, las mujeres no tienen una red social que las ampare".
En cambio, indicó, "si ellas se preparan sabiendo que van a vivir muchos años, se preparan esas relaciones sociales, adquieren esos hábitos saludables y tienen proyectos propios, tienen más posibilidades de vivir en mejores condiciones de vida y en prevenir situaciones de dependencia".
Al respecto, la directora general del Imserso dijo que ahora, con ayuda del movimiento asociativo, están elaborando "una Guía de Envejecimiento Positivo, tanto de mujeres como de mayores, para que las mujeres sepan las claves para envejecer con salud, bienestar y, por qué no decirlo, con alegría".
Envejecimiento positivoPor desgracia, la sociedad sigue relacionando la vejez y los mayores con la enfermedad, la dependencia y la falta de productividad. Es más triste aún que se ignora su experiencia y sabiduría.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el "envejecimiento activo" (o positivo) como "el proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez".
Desde las administraciones se debe impulsar una "cultura del envejecimiento activo y saludable" que permita que los mayores sufran menos por las discapacidades relacionadas con las enfermedades crónicas, que necesiten una atención sanitaria y social menor, que evite situaciones de soledad, manteniendo su independencia y una buena calidad de vida y sigan participando en los distintos ámbitos sociales a través de trabajos (remunerados o no).