en el teatro real
Leo Nucci vuelve a hacer historia en el Real con un memorable "tris" de "Sí, vendetta"
miércoles 30 de junio de 2010, 08:51h
Parecía imposible que Leo Nucci lograra un éxito tan apabullante como el de hace ahora un año en Madrid, pero no sólo lo ha conseguido, sino que ha ido incluso más allá. Acompañado de una fantástica Patrizia Ciofi, el gran barítono italiano ha vuelto a causar auténtico delirio entre el público que anoche acudió a su recital, programado dentro del ciclo de Grandes Voces, consiguiendo el primer “tris” de la historia del coliseo madrileño. Con el público en pie, Nucci y Ciofi, interpretaron tres veces el aria “Sì, vendetta” de la ópera Rigoletto, con el que ya triunfaron durante la representación que realizaron juntos la pasada temporada de la obra de Verdi, y que el público les pidió volver a cantar cuando aún no había caído el telón, convirtiéndose en la primera vez que algo así ocurría en el escenario del Real.
Unos días antes del memorable concierto de anoche, Nucci confesaba que esperaba estar a la altura de aquel éxito y de las expectativas que el mismo había creado en la capital. El inicio de la velada de anoche, sin embargo, parecía resentirse en parte de la especial jornada que se vivía en Madrid, una ciudad paralizada por la huelga del Metro y por la celebración del partido del Mundial España - Portugal. Algunas butacas vacías y la llegada apresurada de los más rezagados daban fe de ello justo antes de que la Orquesta Titular del Teatro Real, Orquesta Sinfónica de Madrid, a las órdenes del joven director italiano Michele Mariotti, diera comienzo al recital con la poderosa obertura de “I Capuletti e i Montecchi” de Vincenzo Bellini.
Después ya sólo hubo lugar para el apasionado delirio que, pieza tras pieza, Ciofi y Nucci iban provocando, como si de una particular batalla, por ver quien conseguía mayores aclamaciones, se tratara. Llegaron las primeras para Patrizia Ciofi, la mejor soprano italiana belcantista de la actualidad, con sus impecables interpretaciones, cargadas de seguridad técnica y pasión interpretativa, de un aria de “Maria Stuarda” y otra de “La fille du régiment”, ambas de Gaetano Donizetti. Para Nucci, a quien el público acogió con un sonoro recibimiento nada más aparecer sonriente en el escenario, los primeros bravos le premiaron ese maravilloso instrumento que es su voz, capaz de una destacada proyección dramática, después de interpretar el aria “Or dove fuggo mai…Ah! Per sempre io ti perdei…Bel sogno beato” de la ópera de Bellini “I Puritani” y de un aria de “La favorita”, con la que tantos fueron los aplausos que cabía preguntarse qué sucedería cuando, por fin, ambos protagonistas se lanzaran a por el primer dúo de la noche. El elegido fue “Appressati Lucia…Il pallor funesto, orrendo, Sofriva nel pianto”, de “Lucia Di Lammermoor”, de tal belleza y fuerza interpretativa por parte de los dos grandes artistas, que era fácil imaginarse una escena perfectamente recreada por el mejor de los directores de escena para la obra de Donizetti en el lugar que, en la realidad, ocupaba la orquesta. Tal fue el realismo, la intensidad y el buen hacer de dos grandes cantantes que no olvidan nunca la parte dramática de la lírica, por mucho que se trate de un recital, sin vestuario ni ornamentos.
Y a pesar del espectacular aplauso con el que se dio por finalizada la primera parte, lo mejor estaba aún por llegar. El bellísimo preludio de La Traviata y el aria “É Strano!...Ah forse é lui…Sempre libera” de la misma obra de Verdi, interpretada por Patrizia Ciofi, dieron comienzo a la segunda parte de un concierto en el que parecía que los aplausos ya no eran capaces de esperar a las últimas notas. Consciente de la expectación que parte del público vivía por el destino de “La Roja” muy lejos del teatro, Patrizia Ciofi hizo una seña al director de orquesta para, antes de iniciar su segundo dúo con Nucci, informar al respetable que España ya adelantaba a Portugal en el marcador, produciendo los únicos aplausos de la noche que no premiaban directamente la calidad de su voz, sino su simpatía. Y enseguida, ambos se embarcaron en la más emotiva de las arias de la velada: “Madamigella Valéry…Dite alla Giovine”, asimismo de “La Traviata”, transmitiendo un profundo sentimiento que se colaba entre las gargantas de quienes no sabían cómo premiar tanta entrega, además de con esas aclamaciones de “bravi” que parecían saber ya a muy poco ante tanta magnificencia.
Y, por fin, el dueto final, el esperado “Tutte le feste al tempio…Sì, vendetta”, con el que el considerado como mejor Rigoletto de la historia, con más de 450 representaciones del mítico bufón a sus espaldas, Leo Nucci, junto con Patrizia Ciofi, a la altura del veterano barítono en todos los niveles, volvió a poner en pie al público del Real, que anoche parecía no tener ninguna prisa por marcharse. Flores que llegaban al escenario desde el patio de butacas, continuados aplausos y pasionales aclamaciones, pedían más. Llegó el bis de “Sì, vendetta” más de dos horas y media después de que diera comienzo el recital, pero no fue suficiente. Patrizia Ciofi obsequió entonces con una espectacular interpretación del “Chi il bel sogno di Doretta” de “La Rondine”, de Puccini, y Leo Nucci lo hizo con el “Nemico della patria” de “Andrea Chenier”.
Eran casi las once cuando se encendieron por fin las luces, parte de la orquesta iba abandonando el escenario mientras los cantantes, junto con el director de orquesta, salían una y otra vez a saludar, pero una gran parte del público continuaba sin marcharse. Aunque el sentido común y los gestos de despedida definitiva de la soprano, parecían indicar que el espectáculo había finalizado, aún se quería más. Hasta que llegó el “tris”. El público que aún no se había dado por vencido se apresuró a sentarse en la butaca que le quedaba más mano y disfrutó, por tercera vez, de “Sí, vendetta”, la venganza más dulce y memorable vivida hasta la fecha en el Teatro Real.