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una exposición en el museo naval de madrid reivindica su papel en la colonización

Las mujeres que también conquistaron América: heroicas historias olvidadas

jueves 24 de mayo de 2012, 15:41h
La conquista y colonización de América no sólo contó con la participación de hombres, sino también de mujeres. Una exposición en el Museo Naval de Madrid ha servido de plataforma para dar a conocer cuál fue la contribución de las mujeres a tamaña empresa a través de 97 piezas relacionada con sus vidas a bordo de los barcos, los usos y costumbres de la época, y el vestuario que lucieron.
La exposición No fueron solos que acoge el Museo Naval de Madrid hasta septiembre sobre el papel de las mujeres en la conquista y colonización de América reivindica su presencia en un episodio histórico tan relevante dada la poca atención que han despertado sus vidas y experiencias en la historiografía.

Según recientes investigaciones, de los 45.327 viajeros que partieron a América, 10.118 fueron mujeres, de las que, el 50 por ciento eran andaluzas; el 33 por ciento, castellanas; y el 16 por ciento, extremeñas. Sin embargo, se cree que pudieron ser más teniendo en cuenta la inmigración clandestina. Para dar respuesta a estas y otras cuestiones, las comisarias de la exposición, Mariela Beltrán y Carolina Aguado, explican a este periódico cuáles fueron las circunstancias que llevaron a estas mujeres a emprender aquel viaje histórico.

Así, comentan que las mujeres que viajaron legalmente “fueron aquellas que tramitaron la preceptiva licencia personal para poder emprender el viaje, así como aquellas que aparecen expresamente mencionadas en la documentación conservada”, sin embargo se sabe que “un gran número de hombres y especialmente mujeres viajaron de forma ilegal, ya que era una actividad relativamente frecuente”. Por otra parte, la presencia de muchas de las mujeres que viajaron a América no fue registrada en la documentación conservada "por tratarse de familia y criadas de algún pasajero autorizado a embarcar”, matizan.

Carta Universal. Juan de la Cosa. 1500. Pergamino


Pero, ¿a qué se debe la cantidad de andaluzas que viajaron al Nuevo Mundo? Las comisarias de la muestra lo explican: “El factor geográfico fue determinante para comprender el porqué de tanta emigración femenina procedente de Andalucía. El hecho de que Sevilla fuera el puerto de salida hacia las Indias invita a pensar que a las andaluzas, y sobre todo a las sevillanas, les resultó más fácil y menos costoso poder emprender aquel viaje”.

Beltrán y Aguado no tienen ninguna duda sobre el componente de heroicidad que se desprende de las historias que vivieron estas mujeres. “Muchas de ellas afrontaron retos impensables como atravesar 1.600 kilómetros a pie vestidas con sayas y jubones, ser capaces de asumir el mando de una expedición ejerciendo como almirantes o enfrentarse a una dotación a punto de amotinarse”, comentan. Aquellos hechos que protagonizaron fueron “extraordinarios”, ya que si los comparamos con sus papel en la sociedad de su tiempo entonces habría cabido esperar de ellas que se hubieran dedicado exclusivamente “a labores domésticas, al cuidado de los hijos y a la oración”.

Rueca y huso de la época expuestos en el Museo Naval.


Isabel Barreto, primera y única mujer almirante de la Armada, lideró en 1595 una expedición por el Pacífico en la navegación más larga por ese océano hasta entonces. María Escobar introdujo el trigo en América, María de Toledo fue virreina de las Indias Occidentales, Inés Suárez cruzó el desierto de Atacama y participó en la defensa de Santiago de Chile y Catalina de Erauso abandonó un convento en España para viajar al Nuevo Mundo y combatir como soldado de infantería en los reinos de Perú y Chile. De todas ellas, las comisarias de la muestra destacan la historia de Mencía Calderón “por la intensidad de las experiencias que tuvo que afrontar”. Así, detallan que “llevó a cabo una travesía de seis meses por la selva, que se alargó durante seis años; tiempo en el que debió hacer frente a tempestades, ataques de corsarios, la muerte de una de sus hijas, el naufragio de una de sus naves, la fundación de una colonia en San Francisco (actual São Francisco do Sul) y un viaje de 1.600 kilómetros a pie hasta llegar a Asunción”.

La oportunidad de abandonar la Península Ibérica en el siglo XVI fue una experiencia "liberadora" para estas mujeres, según Beltrán y Aguado, porque les permitió “abandonar un territorio en el que ser mujer era un estigma, ya que desde que nacían estaban supeditadas a la tutela de un varón sin ninguna relevancia intelectual”. Al salir de aquel entorno, tuvieron la oportunidad de integrarse en una nueva sociedad “más permeable”, en la que “todo estaba por construir”, lo que les permitió desempeñar roles impensables en su lugar de origen.

Recreación de un estrado, estancia ocupada por las mujeres de la época.


A día de hoy, historiadores consideran que el papel de la mujer en la conquista de América fue humanizador, pese a que algunas de ellas tuvieran una actitud beligerante. “Asumieron el papel de pobladoras convirtiéndose como madres y esposas en el pilar sobre el que se sustentaron los nuevos hogares”, dicen estas expertas, quienes opinan que desde aquella posición lograron implantar en América “nuestra cultura material y espiritual”.

Gracias a las 97 piezas reunidas en la exposición, el visitante puede hacerse una idea de cómo vivieron a bordo de los barcos en los que viajaron, casi siempre en condiciones poco higiénicas e incómodas, así como cuáles eran las costumbres de la época o cómo vistieron. A juicio de sus comisarias, la recreación de un estrado –una estancia de la vivienda de la época destinada al uso de las mujeres– es una de las claves de la muestra, ya que consistía en un espacio “semiprivado, destinado al ocio, al descanso y a las visitas, donde la mujer establecía su vida social y hacía labores de aguja y oración”.
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