CRÓNICA RELIGIOSA
El año de la Fe
domingo 14 de octubre de 2012, 17:05h
El Papa recordó en un acto el pasado jueves en la Plaza de San Pedro del Vaticano los "50 años del inicio de los trabajos del Concilio Vaticano II”. Benedicto XVI presidió como cada año la ceremonia de apertura del Año de la Fe.
Benedicto XVI presidió el pasado jueves, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la ceremonia de apertura del Año de la Fe. Un acto emocionante en el que al Papa recordó como todos esperábamos que “hacía 50 años del inicio de los trabajos del Concilio Vaticano II”. Una elección que no ha sido casual porque nos permite a todos los católicos tomar conciencia de que hubo una reunión que marcó y marca la vida de la Iglesia desde entonces y para el futuro con el compromiso de la Nueva Evangelización.
Durante la ceremonia de inauguración del Año de la Fe se leyeron fragmentos de las cuatro constituciones conciliares que caracterizaron el Concilio y la renovación de la vida de la Iglesia. Después tuvo lugar procesión como la que se celebró al 12 de octubre de 1962. Una procesión que fue presidida por el Papa y en la que tomaron los obispos y todos los Padres sinodales que intervienen estos días en los trabajos del Sínodo, los Presidentes de las Conferencias Episcopales y catorce Padres conciliares que, a pesar de su edad, han podido venir a Roma. No lo pudo hacer el Arzobispo Emérito de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, como otros 70 Padres conciliares que todavía están vivos, por su edad avanzada.
Emocionante también fue también el momento en el que Benedicto XVI entregó los mismos mensaje que su día, a la clausura del Concilio Vaticano II, Pablo VI dio a gobernantes, a los representantes de la ciencia y del pensamiento, a los artistas, a las mujeres, a los trabajadores, a los pobres, a los enfermos y a los que sufren y como no a los jóvenes. Como también se conmemora en estos días el veinte aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica, el Papa entregó una copia del mismo, en edición especial publicada para el Año de la Fe, a dos representantes de los catequistas.
Pero también las Iglesias particulares contagiadas por el espíritu que emana estos días desde el Vaticano, han comenzado a moverse. Y así, el pasado viernes, día 12 Festividad de la Virgen del Pilar, el arzobispo de Oviedo, Julián Barrió, anunció, durante la Eucaristía del mediodía celebrada en la catedral Compostelana, el inicio de los trabajo del Sínodo diocesano.
Un buen comienzo del Año de la Fe, que será grande para todos los católicos y sobre todo, pienso, para nosotros los del primer mundo, que necesitamos más que nadie de esa Nueva Evangelización.
Rafael Ortega
Periodista