Si no es “cristofobia” se parece mucho
Javier Cámara
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javiercamaraelimparciales/12/12/24
jueves 27 de noviembre de 2008, 22:08h
España vive en una “encrucijada”, esto es, una situación difícil en la que no se sabe qué conducta seguir. Como seguro que intuyen, es consecuencia de la polémica que ha traído la decisión de un Juzgado de Valladolid, que ha ordenado la retirada de símbolos religiosos de las aulas de un colegio público. Existen opiniones para todos los gustos.
La cosa es que hay “creyentes” que quieren que se mantengan los crucifijos –un número muy elevado de la población española–, están los que quieren que se retiren –otro porcentaje no desdeñable–, nos encontramos con personas que no practican ninguna religión, pero que no tienen ningún inconveniente con estos símbolos y, finalmente, están los que como José Blanco, número dos del PSOE, se declaran “creyentes” y a la vez respetan, Constitución en mano, “las ideas y las creencias de todo el mundo".
Lo que pasa es que algunos artículos de nuestra querida Carta Magna, como hemos podido comprobar en no pocas ocasiones, se pueden interpretar de diversas maneras. No es tajante. Amplio, pues, se nos presenta el abanico de posibilidades. Dependemos, así, del criterio que quiera utilizar el juez de turno, e incluso de su ideología personal para aplicar la Ley.
Me ha gustado la palabra “encrucijada” porque viene muy a cuento. Según la RAE, también significa: “Ocasión que se aprovecha para hacer daño a alguien”. Y aquí me van a perdonar, voy a hacer caso a un refrán que nunca he querido aceptar como bueno, pero que viene al pelo: “Piensa mal y acertarás”.
Digo esto porque no se puede decir que este Gobierno, y el “creyente” de José Blanco, no sea sospechoso de marcar una política claramente contraria a la Iglesia española. Se escudan en que vivimos en un Estado aconfensional, en la neutralidad del mismo, para no admitir una serie de símbolos que son los de la confesión mayoritaria de los españoles.
Podrían haber hecho este mismo discurso del principio de neutralidad con la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Los juzgados españoles se habrían ahorrado las 50.420 objeciones de conciencia que en toda España se han presentado, en nombre de otros tantos alumnos, contra la imposición de dicha materia escolar.
Y digo yo: ¿Qué pasa si en un colegio público todos los alumnos están a favor de tener un crucifijo en su aula? ¿Sabe este Gobierno que hay colegios en España muy pequeños, con pocos estudiantes, en lo que esto puede suceder? ¿Les van a obligar a éstos a retirar los símbolos en los que creen? Por otra parte, ¿cómo entendemos que un padre se queje por un crucifijo en la clase de su hija cuando el año anterior consintió que se disfrazara de Virgen María para la fiesta de Navidad del colegio?
Si no es “cristofobia” lo de este Gobierno se parece bastante. Aunque intenten maquillarlo con declaraciones poco concretas y las típicas frases vacías a las que nos tienen acostumbrados, todavía recuerdo cuando desde nuestro Ejecutivo se evitaba felicitar las Navidades por ser algo puramente católico y se utilizaba aquella fórmula ridícula de “Feliz Fiesta de Invierno”. Incluso se sugirió desde algún foro progubernamental felicitar el solsticio de invierno. Atrás quedan también las tenues insinuaciones a qué hacer con la Semana Santa. ¡Pues no hay cofrades socialistas!
Periodista
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javiercamaraelimparciales/12/12/24
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