se debatió la Carta de la ONU
Restaurado el célebre ático del Fairmont Hotel de San Francisco
martes 29 de septiembre de 2009, 22:01h
Entre los huéspedes más famosos del Fairmont Hotel de San Francisco se encuentran John F Kennedy, el príncipe Carlos de Inglaterra o los ponentes de la Carta de las Naciones Unidas, que en 1945 utilizaron la famosa suite del ático para componerla. El prestigioso Usa today se ha congratulado por la restauración según explica en un detallado artículo. El ático ha rejuvenecido, le han devuelto su llamativo estilo de los años veinte.
Mucha historia se ha escrito en la conocida suite del Fairmont de San Francisco, que había quedado oculta por el paso del tiempo. El pasaje más importante fue la discusión entre los ponentes de la Carta fundacional de la ONU.
En los últimos meses, muchos hombres y mujeres artesanos, restauradores y pintores han trabajado duro para devolverle su lustre. Para el director del hotel, Tom Klein “el público quedará atónito” en la próxima inauguración del ático con ocasión de la pedida de mano entre dos familias de viñedos muy conocidas en San Francisco.
El viajero o turista común no podrá disfrutar del lujo que ofrece está suite, ya que su precio por noche ronda los 15.000 dólares. La habitación ocupa la octava planta por completo: tres dormitorios con baño, comedor con capacidad para 60 comensales, una sala de estar, una biblioteca y una impresionante terraza con vistas a la ciudad y a la bahía de San Francisco.
El precio incluye el servicio de un mayordomo, señora de la limpieza, cocinero, masajista y hasta entrenador personal. La cocina está equipada con el menaje más moderno y provista de las exquisiteces más estimulantes para el sibarita.
El ático fue construido en los alegres años veinte, conservando el espíritu de la época. Un ejemplo es la sala de billar diseñada por el fantasioso experto en arte persa, Athur Upham Pope, revestida en estuco azul con representaciones de las constelaciones en pan de oro y el techo de cristal.
La relaciones públicas del hotel, Samara Diapoulos, opina que “es la expresión de lo éxotico, extravagante y revelador de los tiempos de su construcción”
La biblioteca recuerda a las de los monasterios con dos plantas y pasadizo secreto tras la librería de arriba que la dota de un aire misterioso. La restauración de semejante estructura ha supuesto un reto, ya que el objetivo era preservar la rica ornamentación de los techos de las distintas salas y además dotarla de las accesorios modernos de una suite de hotel actual.
Excitado por la próxima inauguración, el director ha apostillado que “hay tanta historia entre sus paredes que si se escribiera, ocuparía dos tomos”.