llevaba una vida austera
Según el juez instructor de la causa abierta por la sustracción del Códice Calixtino en julio de 2011, el autor confeso del robo, el electricista Manuel Fernández Castiñeiras, "no es un simple raterillo de monedas, es un hombre audaz", que no dio señales de ostentación, si no que "su vida era muy austera" por lo que "no levantaba sospechas".