El académico Francisco Rico ha coordinado durante los últimos tres años una edición crítica y erudita de Don Quijote de La Mancha, cuyo resultado ha sido presentado este martes en la Real Academia Española, que suma así un nuevo título a su Biblioteca Clásica.
El arduo trabajo encabezado por Rico, que ha contado con la colaboración de un centenar de estudiosos y escritores, ha sido publicado en dos volúmenes que suman en total 3.312 páginas, de las que 1.337 corresponden a la novela de Miguel de Cervantes.
Esta edición “monumental”, ha dicho Darío Villanueva, cuenta con “todos los elementos para entender su enorme complejidad”. Tal ha sido la labor de investigación llevada a cabo, que el director de la RAE no duda en calificarla como una obra “enciclopédica”, algo en lo que coincide Santiago Muñoz Machado, secretario de la academia, quien considera que El Quijote ha sido “reinventado” en esta edición, pues no se ha limitado a depurar el texto de Cervantes.
Contexto e ilustraciones
El "continuo desvelo" de la RAE por la obra del "inmortal autor", en palabras de Muñoz Machado, se ve mitigado con la publicación de este doble ejemplar, que ha contado con la colaboración de Jean Cannavagio, Javier Marías, Alberto Manguelo, Javier Cercas o Martín de Riquer, responsables del apartado del primer volumen titulado ‘Estudios’, en el que son analizadas la vida y obra del autor barroco, así como la España del siglo XVII o los libros de caballerías.
Si bien, es el segundo volumen de la edición el que incluye lo novedoso, pues se trata de un extenso apéndice que ilumina al lector sobre las costumbres, las vestimentas, la arquitectura o los utensilios de la época, además de incluir un resumen cronológico de la vida de Cervantes, una cita a las referencias bibliográficas de Alonso Quijano en la novela y una selección de ilustraciones y grabados.
Considerado por Víctor García de la Concha como el “mejor libro para aprender español” y por Villanueva como un “monumento literario”, en esta ocasión se han utilizado “rigurosamente” los instrumentos de la filología moderna “para llegar al texto más cercano posible al original, teniendo en cuenta desde la caligrafía de Cervantes hasta la forma de proceder en la imprenta de Juan de la Cuesta”, explica la RAE en un comunicado.
Un Quijote en continua revisión
En las primeras páginas del segundo volumen, Rico detalla el trabajo que ha liderado: “El texto incorpora un buen número de nuevas lecciones, y el apartado crítico se enriquece con el cotejo de más ediciones antiguas. El 'Estudio' y las notas, tanto complementarias como a pie de página, se han variado o reformulado en muchos particulares de acuerdo con los estudios recientes, propios y ajenos. Las 'Lecturas del Quijote' han sido en unos casos revisadas por sus autores, en otros redactadas de nueva planta y siempre actualizadas bibliográficamente”.
La nueva distribución del texto y los materiales complementarios, continúa Rico, “obedecen a la convicción de que las informaciones que escoltan a un gran libro deben situarse después del texto, no antes, de modo que no se ofrezcan como una imposición o un requisito previo”.
Todas estas innovaciones respecto a la edición de 1998, también dirigida por el académico, “no pretenden sino aproximarnos un poco más a las mismas metas de entonces, a sabiendas de que nunca conseguiremos alcanzarlas plenamente ni habrá jamás un Quijote que pueda reputarse ‘definitivo’”.