En apenas tres años hemos reconocido y valorado la obra literaria del griego afincado en Suecia Theodor Kallifatides desde su práctico desconocimiento hasta la bienvenida recepción de cada una de sus novedades. La historia de su advenimiento es curiosa: llegó a España en el momento en que él mismo dio un giro a su trayectoria literaria, que se había venido desarrollando con éxito en Suecia. Tras cuarenta libros publicados originalmente en sueco y una trayectoria consolidada en el país de acogida, se decidió a escribir por primera vez en griego un libro autobiográfico, de retorno a su país y de reencuentro con su pasado y su realidad de emigrante/exiliado. Otra vida por vivir iniciaba ese periplo nuevo. Casi de forma inmediata a su publicación, Selma Ancira fue la traductora para la editorial que, desde entonces, ha prodigado sus nuevos libros en España. Lo más curioso es que aquí hemos salido ganando respecto a Grecia como a Suecia, porque ahora nos llegan tanto sus novedades suecas como las griegas.
Tras el éxito que supuso esa Otra vida por vivir, que ya elogié en mi lectura de Madres e hijos, y Lo pasado no es un sueño, libros que continuaron esa nueva estela griega, también pudimos empezar a leer aquí y en castellano las obras que -prosiguiendo esa vida anterior- no había dejado de escribir y publicar en sueco. Así, El asedio de Troya con su espléndida visión de la Ilíada para foráneos -o no-, que en realidad se dirige a cualquiera de nosotros.
De manera que ahora, cada vez que llega un libro suyo -¡atención, ya hay otro anunciado para este mes de marzo: Un nuevo país al otro lado de la ventana-, lo primero que hago es averiguar su procedencia. ¿Sector sueco, sector griego, sector histórico? Porque el pródigo Kallifatides escribe unas relecturas de los mitos griegos más que dignas, la comentada sobre la Ilíada y esa otra dedicada al siglo de Pericles, la Atenas del siglo V que muestra desde la perspectiva de Timandra, y que esta sí, pertenece a su periplo griego.
A la par que, ya digo, traducido del sueco, podemos seguir muy de cerca esa otra trayectoria. Así que, centrándome ya en la lectura que me ocupa, Amor y morriña es una novela que narra las peripecias de un griego emigrado a Suecia para poder estudiar y que decide finalmente establecer su vida allí. Con evidentes concomitancias con la vida del autor que conocemos por esos libros griegos mucho más autobiográficos, utiliza sus vivencias para esta novela que trata del amor y la relación de pareja pero fundamentalmente del arraigo, y por tanto del desarraigo del emigrante.
Es una historia de amor y de crecimiento personal del joven estudiante que establece su vida de adulto en un lugar y una compañía determinada y de las razones o avatares -si es que creemos en el destino- que lo conducen a esa decisión; nos permite acompañarle tomando partido y dudando también nosotros de cómo se va a desarrollar la historia emocional (que se imbrica más de lo que esperábamos), pero sobre todo nos da razones para entender qué mueve al emigrante a permanecer o regresar. Nos ayuda, además, a comprender cómo siente un exiliado su inmersión en el lugar de acogida; o por qué volver a casa, si es esa la decisión final. Y cómo gestionar las diferentes maneras de sentir, de usar una lengua, de pensar, que implica un cambio de modo.
¡Qué inteligente esa escritura de Kallifatides, que enlaza la redacción de su trabajo académico final con los mitos griegos y los sentimientos de los suecos!