Guijuelo
La mañana era, como se dice ahora, de diseño. Un sol tibio que acariciaba, después de las semanas de crudo invierno que hemos vivido en enero. Poco a poco, la gente iba llenando el escenario, dispuesto ya desde la víspera; un escenario poco tranquilizador, desde el punto de vista, que nadie consulta, del que iba a ser el protagonista pasivo de la fiesta: el cerdo.